lunes, 29 de agosto de 2011

Cotos - Cercedilla pasando por el Eresma


Tras unos cuantos fines de semana de inactividad, decidimos retomar Jesús y yo las buenas costumbres este domingo, 28 de agosto.

La ruta, inicialmente, era Cotos - Valsaín, pero, debido a que tan sólo hay un autobús directo Valsaín - Madrid y que íbamos a llegar mucho antes de la hora, decidimos alargar un poco más, siguiendo una sugerencia de Pablo.
Salimos en autobús desde Moncloa (ojo, en verano los horarios cambian y hay muy pocos autobuses. Nosotros salimos a las 9:30). Llegamos a las 11 a Cotos, donde cogimos el GR-10. No tiene gran complicación, ya que entre sendas y pistas de la explotación maderera, se llega con facilidad hasta la carretera del puerto (con más o menos rodeos).
Tras una hora escasa de caminar cuesta abajo casi solos (salvo unos ciclistas) llegamos a la carretera, a la altura del puente de la Cantina.
Cruzamos la carretera y retomamos el GR-10. En este punto es donde nos separamos de la idea inicial, que era bajar por el río Eresma hasta Valsaín. Nosotros continuamos un rato por el GR, para luego comenzar a subir hasta el puerto de la Fuenfría, donde comimos. A partir de ahí, bajada hasta Cercedilla por la calzada romana.
Acabamos a las 16:30, tras 21,6 km y una agradable jornada.

viernes, 19 de agosto de 2011

Mulhacén por la Vereda de la Estrella

Hubo una época en que Sierra Nevada era para este grupo sinónimo de viaje obligado cada Semana Santa, hasta tal punto que para muchos de nosotros supuso nuestro primer contacto con la alta montaña invernal, con jornadas y palizones memorables, sobre todo desde la vertiente de las Alpujarras. Pero, como “lo poco agrada y lo mucho empacha”, hacía ya tiempo que teníamos la zona un tanto abandonada, y eso que aún nos queda un buen puñado de rutas interesantes por disfrutar. Uno de estos asuntos pendientes era la subida al Mulhacén por el norte, entrando desde la Vereda de la Estrella, más aun después de oír mil y una veces que esta era, con diferencia, la forma más interesante de acceder al techo de la Península.



En esta ocasión, de nuevo los caprichos meteorológicos nos obligaron a cambiar una travesía en Pirineos por otra 1000 km más al sur, buscando algún hueco libre de tormentas en el mapa de la Península. Desde luego, agosto puede no parecer la mejor época para meterse una paliza de este calibre más abajo de la sierra de Guadarrama, pero ya se sabe que cuando las ganas aprietan….

Primera jornada:

De este modo, el pasado viernes 12 pusimos rumbo al soleado sur Jesús y un servidor para pasar noche en el pueblo de Güejar Sierra, desde donde parte la Vereda de la Estrella. Con un sol de justicia que nos acompañaría durante todo el fin semana, partimos el sábado 13 del Barranco de San Juan, no sin antes tomar buena nota de unos interesantes consejos que nos dio un paisano sobre las bondades sexuales de las aguas ferruginosas de la sierra (fuera cierto o falso, el caso es que, con el lorenzo pegando todo el fin de semana de mala manera, nos pusimos tibios de agua de la zona, así que.... ya os conataremos je,je) El comienzo de la vereda es bastante llano y transcurre plácidamente por la vertiente derecha del rio Genil entre encinas, robles y eucaliptos. Para nuestra sorpresa tanto el Genil como el resto de arroyos y torrentes que van a parar a él, bajaban bien surtidos de agua dibujando pequeñas trazas de color verde sobre el amarillo intenso de los prados requemados por el sol.

De Mulhacen-Vacares I

Como nuestra intención era hacer un recorrido circular para tener una buena visión de la zona, nos desviamos en el puente de los burros para ganar metros rápidamente y poder ver de este modo todo el fondo del valle por el que regresaríamos al día siguiente. Poco a poco, y con la espectacular vista del Mulhacén y la Alcazaba al fondo, fuimos remontando por parajes de evocadores nombres como: la Cuesta de los Presidiarios, Majada de los Asesinos y Loma del Calvario. Especialmente ajustada a la realidad es la denominación de la Loma del Calvario que nos hizo sudar la gota gorda hasta alcanzar el Prado de la Mina, donde comenzó a correr una agradable brisilla que nos hizo algo más soportable el resto de la jornada. De aquí al collado de Vacares ya solo queda ladear por un camino bien marcado donde las lomas peladas dejan paso a los enormes canchales de alta montaña y a la laguna de Vacares. La subida al Puntal se hace por el lado izquierdo sin más dificultad que el calor y el castigo que supone acarrear la mochila sobrecargada durante tanto tiempo.

De Mulhacen-Vacares I

Aunque nuestra primera intención era subir a la Alcazaba desde la misma cuerda, no hubo manera de encontrar el supuesto camino que aparece en el mapa de Penibética y que da acceso a la cima de forma directa desde el Puntal del Goterón. Como la otra opción era dar un gran rodeo por los tajos del Goterón hasta enfilar la loma, y puesto que ya conocíamos la cima de una anterior visita, decidimos ir directamente hacia la Laguna de la Mosca por el balcón natural que transcurre por el Vasar de la Alcazaba. Sin duda es a partir de aquí donde el esfuerzo merece la pena de verdad, tanto por las espectaculares vistas del valle como por el imponente muro de roca formado por la línea de cumbres de la Alcazaba al Mulhacén y, sobre todo, por el pequeño oasis verde que supone la Laguna de la Mosca entre el inmenso caos de roca que la rodea.

De Mulhacen-Vacares I

Una vez en la laguna, tuvimos la gran suerte de encontrar un idílico abrigo para nosotros solos en un prado que queda un poco apartado y por encima de esta. Aunque un rato después nos vimos rodeados por un par de grupos de montañeros y unas cuantas cabras que encontraron el prado igual de atractivo que nosotros. Después de meter un rato los pies en las chorreras de salida de la laguna, yo solo nos quedaba olgazanear un buen rato tirados a sol hasta la soñada hora de la ¡¡¡¡FABADA!!!!







Segunda jornada:

Después de una noche con un cielo espectacular, y en la que gracias a nuestros vecinos caninos no dormimos todo lo bien que hubiéramos deseado, nos despertamos ya con bastante luz y recogimos el vivac para empezar la subida al collado del Ciervo. Una subida con piedra y arenilla suelta, no demasiado larga.

De Laguna de la Mosca - Mulhacen - Vereda de la Estrella



Esta era la primera vez que subíamos al Mulhacén sin nieve, y desde el collado del Ciervo casi ni reconocíamos el camino que recorrimos la primera vez que subimos hasta el techo peninsular (esta era ya la 4ª vez en la cima). Con las zetas del camino bien visibles, la subida se hacía menos dura que con nieve, y encima con la aclimatación de haber dormido a 3000 metros, casi ni nos enteramos de la subida.

En la cima, como siempre, mucha gente. Estuvimos un rato en la cumbre haciendo las fotos pertinentes y volvimos al collado del Ciervo medio corriendo, buscando un poco de soledad. En la laguna de la Mosca rellenamos cantimploras y comenzamos la bajada, casi vertical al comienzo, que nos dejaría primero en el prado de las Víboras y después en la Vereda de la Estrella.

De Laguna de la Mosca - Mulhacen - Vereda de la Estrella


La bajada se hizo interminable, por lo larga y por la gran cantidad de desnivel. Los pies y las rodillas acabaron un poco perjudicados.

Una vez en el Barranco de San Juan nos tomamos la merecida recompensa compartiendo una agradable conversación con el mismo paisano que nos encontramos el día anterior al comenzar la ruta.

De Laguna de la Mosca - Mulhacen - Vereda de la Estrella


Como resumen, el primer día hicimos 2200 metros de desnivel positivo, y el segundo 2500 de desnivel negativo y con un calor sofocante. Menos mal que agua no nos falto.



martes, 9 de agosto de 2011

Vía Asa a la Tortuga, Pedriza

La Vía Asa se ha convertido para algunos de nosotros en la primera vía de clásica que ascendemos. Son unos 6 largos en los cuales la dificultad no pasa de IV+, en adherencia, pero aquí, el factor más importante es la altura a la que escalamos. En total serán en torno a los 170 metros de escalada.

De 8 de agosto de 2011

David, Pablo y yo, nos acercamos a esta zona en torno a las 16:00 horas del sábado 6 de Agosto, bajo un sol de justicia y encontrando la zona en las mejores condiciones para tirarnos toda la tarde: completamente vacía.

De 8 de agosto de 2011

La vía tiene en su primer tramo el lugar más exigente, IV+ y también en algunas travesías todas ellas fáciles pero en las que hay que andarse con cuidado. Las reuniones son, por lo general, cómodas, incluso para tres personas.

De 8 de agosto de 2011

En nuestro caso, David actuó de maestro de ceremonias, escalando de primero toda la vía. Pablo y yo le seguimos bien, hasta llegar al último largo, el cual hicimos sin cuerda (II). Hay que precisar que es necesario ir bien atentos para encontrar los químicos desde los que rapelar hacia la cara sur. Nosotros casi nos los pasamos. Lo cierto es que entre subida y bajada se nos fue un largo rato y decidimos, después de fichar algunas vías para futuras ocasiones en la sur de la Tortuga, bajarnos a Canto Cochino en busca de unas refrescantes cervezas.

Por si alguien se propone repetir esta vía, tiene disponible un excelente croquis realizado por Juan M. Casillas: vía Asa. Os dejamos algunas fotos de nuestra aventurilla:

jueves, 4 de agosto de 2011

Vuelta y ascensión al Monte Perdido

Hay montañas que con una sola ascensión te muestran de golpe todo lo que pueden ofrecer y que, por muy hermosas o espectaculares que sean, no dejan el poso suficiente como para volver a ellas más que después de transcurrido el tiempo suficiente para que la imaginación ocupe de nuevo el sitio de los recuerdos. Otras, en cambio, podrías pasarte la vida entera subiéndolas y cada ocasión sería distinta. Este parece ser el caso de Monte Perdido. No tanto por la variedad de accesos a su cumbre, si no por el maravilloso entorno en el que está enclavado y las infinitas formas que hay de acercarse hasta él (Ordesa, Sierra de Cutas, Cotatuero, Añisclo, Pineta, Gavarnie, Bujaruelo…) lo que hace que, pese a la masificación del refugio de Góriz y la romería que habitualmente puntea su vía normal, siempre merezca la pena hacer una nueva visita a la montaña de la cima escondida.

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Con la idea de explorar al menos un par de estas posibilidades y del mismo modo que los franceses tienen el tour del Midi o el del Vignemale, nosotros decidimos hacer algo así como el “Tour de Monte Perdido” o “Mont Perdu” como dirían al otro lado de la brecha de Rolando.

Resumen de ruta:


- Madrid – Refugio Pineta
- Refugio Pineta – Balcón de Pineta

- Balcón de Pineta – Monte Perdido – Góriz
- Góriz – Collado de Añisclo – Refugio Pineta – Madrid


Con esta intención partimos un extrañamente nutrido grupo de masocas compuesto por habituales y nuevas incorporaciones (Silvia, Eva, Mónica, Almudena, Goyo, Marcos, Jesús y un servidor) hacia Bielsa, donde debíamos encontrarnos con Manel (el masoca que faltaba para completar los “9 magníficos”). Entre pitos y flautas, las previsiones de llegada se nos fueron de las manos, así que a Manel no le quedó más remedio que empezar la ruta antes de tiempo y emprender camino hacia el refugio de Pineta, donde incluso le dio tiempo a echarse una cabezadita antes de que llegáramos el resto.


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Tras un largo despertar provocado por las idas y venidas del resto de ocupantes del refugio y amenizado por un interesantísimo concierto de aerofagia a cargo de un virtuoso del asunto que respondía al nombre de Chema, emprendimos camino, ya entrada la mañana, hacia el aparcamiento del Parador de Pineta, donde comenzaba nuestra primera jornada. Una vez allí, solo quedaba comenzar a castigar nuestras espaldas con unas más que sobrecargadas mochilas con todo lo necesario para aguantar 3 días sobre el terreno, más aun teniendo en cuenta que no teníamos nada claro poder llegar a tiempo a Góriz para reservar la cena del domingo. Así, poco a poco y con la ventaja de disponer de todo el día para cumplir con la subida, llegamos por fin al balcón de Pineta donde comenzamos a aligerar peso de las mochilas en forma de bocatas y picoteos varios mientras disfrutábamos de las espectaculares vistas del valle que desde allí se pueden disfrutar. Después de una corta siestecita vuelta al camino hacia el lago de Marboré donde, entre aguas color turquesa y girones de niebla, pudimos entrever a ratos el refugio de Tucaroya, auténtico nido de águila y primer refugio construido en Pirineos, allá por el año 1890.

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Viendo como comenzaba a refrescar el tiempo, decidimos que lo mejor era iniciar la búsqueda de un lugar adecuado y suficiente para plantar las cuatro tiendas y pasar la noche lo mejor posible. Finalmente localizamos unos cuantos vivacs un poco maltrechos pero tolerablemente “blandos” como para no castigar nuestras ya de por si maltrechas espaldas. Una vez instalados y con unas estupendas vistas sobre el glaciar de Monte Perdido, nos pusimos a la tarea de preparar algo caliente para la cena, asunto este que requeriría un capítulo aparte solo por sus terribles consecuencias (congelaciones varias, derramamiento de fabes hirviendo, graves daños paisajísticos por vertido ilegal de fideos , etc…)

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A la mañana siguiente, tras retrasar un par de veces la hora de salida por el frio y la vaguería intrínseca que nos afecta últimamente, decidimos que lo de sudar subiendo era sin duda mejor perspectiva que congelarnos dentro de las tiendas, así que enfilamos la pedrera que da acceso a la famosa chimenea del glaciar y cuya sola imagen perturbaba los sueños de algunos desde hacía días. Como suele ocurrir en estos casos, el león era menos fiero de lo que lo pintan y, excepto por el peso de las mochilas y un nevero un poco delicado a la entrada, el resto de la trepada tiene más de escalera que de otra cosa. De hecho, el mayor peligro lo representó un “jabardo” (como diría Paco) de montañeros franceses que entraron en la chimenea como un elefante en una cacharrería, tirando piedras, cruzándose con unos chicos que hacían rapel y, por supuesto, sin dignarse a dar los buenos días, que para eso son franceses…

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Superada la chimenea, solo quedaba calzarse los crampones y enfilar el cuello de Marboré, a donde llegamos sin mayor dificultad y disfrutando, entre nube y nube, de la espectacular vista de la parte superior del glaciar del perdido y del propio cilindro de Marboré, al que ya hemos echado el ojo para nuestra próxima visita a la zona. Desde aquí, debido al intenso viento que comenzaba a soplar, poco pudimos disfrutar del inmenso panorama de Ordesa y emprendimos el camino de bajada al lago helado, donde paramos para comer algo antes de subir, ya sin mochilas, por la vía normal de la escupidera.

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Nada más empezar coincidimos con lo que en un principio creímos era una manifestación del 15M y que posteriormente resultó ser un colegio completo, con claustro de frofesores y director incluidos. Por suerte ya iban de bajada, así que la cima la dejaron para nosotros solos, aunque la niebla y el frio no nos dejó más que el tiempo justo para las fotos de rigor. Con la mente ocupada por el único pensamiento de una cena caliente en Góriz, emprendimos la interminable bajada hacia el refugio. Por suerte, Manel y Marcos, que en este viaje andaban más que sobrados de fuerzas (y por lo que intuyo también con más ganas de cerveza que el resto), se adelantaron para poder reservar antes de la hora límite de las 18:00. Por fin y después de una interminable bajada, nos reunimos todos en la superpoblada pradera de Góriz, donde la temida “Gabacha” comenzaba a pegar con fuerza, lo que nos obligó, antes de nada, a plantar las tiendas a base de asegurar con pedruscos hasta la última piqueta.

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Si algo tiene comer en un refugio después de dos días de marcha y sabiendo que te queda otro más, es que se disfruta tanto o más que si se tratara del Asador Donostiarra, y cada macarrón y trozo de longaniza se transforman por arte magia en langostinos y chuletones de buey a poco que uno fuerce la imaginación. Después de tres platos, postre y el calorcito proporcionado por un par de rondas de orujos, ya estábamos preparados para pasar otra noche inolvidable. Como hasta el momento ya habíamos disfrutado de el sol y el frío, solo faltaba el viento y la lluvia, así que la madre naturaleza se puso manos a la obra para darnos un poco de cada. Como consecuencia, a la mañana siguiente, la tienda de Goyo y Silvia quedó para el arrastre y al resto nos tocó recoger como bien pudimos entre chaparrón y chaparrón. Por supuesto, ni hablar de cumplir horarios.

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Aun medio dormidos, emprendimos camino por la variante del GR11 que pasa justo debajo de la Torre de Góriz y la Punta de las Olas, con la mente puesta en el segunda gran “preocupación” de la ruta: el cable. Al igual que la chimenea, finalmente resultó no ser para tanto, y eso que lo hicimos con la roca húmeda. Consiste en una cadena que finalmente no utilizamos más que para superar el escalón que hay al final de la pequeña canal y para descender por una resbaladiza placa de roca justo al otro lado. (otro cantar debe ser en invierno y con un metro de nieve) Hasta ahí el camino es una pequeña senda que va ganando altura progresivamente hasta alcanzar una sucesión de terrazas bordeadas por impresionantes precipicios sobre la salida del cañón de Añisclo, que hacen de este tramo uno de los más espectaculares y recomendables de todo el recorrido.

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Una vez alcanzadas las praderas que coronan el collado de Añisclo, ya solo quedaba bajar, bajar y bajar los interminables 1500 m de desnivel que nos separaban del diminuto tejadito marrón que podíamos contemplar al fondo del valle y que suponíamos debía ser el refugio de Pineta. De nuevo aquí, debido a problemas logísticos, Manel , Jesús y Marcos tomaron la delantera para intentar llegar a tiempo para recoger la furgoneta del parquing del Parador y poder salir escopetados hacia Barbastro, donde Manel debía coger el autobús a las 17:00. Esfuerzo que al final de poco sirvió, excepto para que estos machacas se pusieran un poco más en forma de lo que ya están.

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De este modo, a ratos de pie y a ratos arrastrando las posaderas por los enfangados toboganes de bajada en que se había convertido el sendero, finalmente llegamos al refugio, mojados, cansados, magullados y hasta los mismísimos h…., pero más contentos que unas castañuelas. Y es que ya se sabe que, por mucho que se repita, no deja de ser una verdad como un templo aquello de: “sarna con gusto no pica” y menos cuando nos juntamos un puñado de auténticos fenómen@s dispuestos a poner buena cara cuando lo que te pide el cuerpo es jurar en arameo a pleno pulmón.
¡Nos vemos en la próxima machada!

Por cierto, pese a las prisas hubo tiempo de sobra para las cervezas ¡¡¡Faltaria más!!!


De Pineta al Lago de Marboré





Del Lago de Marboré a Góriz subiendo el Monte Perdido





De Góriz a Pineta por el collado de Añisclo



martes, 2 de agosto de 2011

Escuelas de Verano de Escalada: Contrafuerte de la Teresa

Comenzamos aquí una crónica que vale por dos: las jornadas del lunes 25 de Julio y del sábado 30 de Julio en las que decidimos aproximarnos al circo de Peñalara a escalar.


De Contrafuerte de la Teresa II


Aprovechando que el día 25 de Julio era festivo en la Comunidad de Madrid y mientras muchos de vosotros estabais enfrentándoos al Perdido en Pirineos, Jose y yo nos subimos al circo de Peñalara a darle a la escalada.


De Contrafuerte de la Teresa I


Era la segunda ocasión en la que nos acercábamos al Contrafuerte de La Teresa, en los alrededores de la Laguna de Peñalara. Por su ubicación, es este uno de los mejores lugares para escalar en verano en la Comunidad de Madrid. Así que estuvimos al sol, pero a buena temperatura.

De Contrafuerte de la Teresa II

Allí nos enfrentamos con varios "quintos" como "Lola", "Piremania Free" o "Ebusiada". Lo cierto es que salvo el primero todos los demás nos plantearon complicaciones y alguna de ellas tuvo que salir tras varios intentos. No sabemos si sería el tiempo que hacía que ambos no escalabamos u otra razón (escuchamos algún comentario de otras cordadas con respecto a la graduación de las vías), pero nos dio la impresión de que la roca de este lugar es especialmente agresiva para las yemas de las manos. Tuvimos que finalizar anticipadamente la sesión porque los pies de gato de Jose (Rock Pillars) dijeron "hasta aquí hemos llegado". El recauchutado les devolverá a la vida.


De Contrafuerte de la Teresa I


Antes de abandonar el lugar fichamos otras tres vías, cortas pero interesantes (V+) dentro del sector de la Pared del Zabala, también próximo a la laguna y justo debajo del refugio del mismo nombre. Una de nombre "Mediterráneo" otra con un nombre mucho mas curioso "Cuando fue a cagar el rana" y otra Anónima. Una alternativa más para una zona que da bastante juego.

Y el sábado 30 de Julio más de lo mismo, salvo que en esta ocasión fuimos Nadia, David, Dani, Pablo, Pepe y yo los que nos acercamos al mismo lugar. En esta ocasión madrugamos más, por lo que tuvimos disponible prácticamente toda la pared para nosotros solos por un buen tiempo.


De Contrafuerte de la Teresa II


Allí Pablo se marcó un 6a+ de primero (suponemos que "Aquí huele a muerto") y con buenas maneras, lo que motivó que un escalador, ya retirado, que andaba por la zona se acercara a felicitarle por su estilo. Bravo Pablo!


De Contrafuerte de la Teresa II

En esta ocasión, comimos en el refugio de Navacerrada del Cumbres y concluimos la jornada haciendo una muy breve visita al Alto del Telégrafo. Allí concluimos un sábado de los aprovechados de verdad.