lunes, 30 de enero de 2012

Peña de la Cabra desde Berzosa del Lozoya (28-01-2012)

De Peña de la Cabra

Descargar Track

En esta ocasión Pablo, Dani y yo dicidimos visitar uno de los parajes de la sierra de Ayllón menos frecuentados por parte del grupo: la Peña de la Cabra. A pesar del helador viento del noreste que no paraba de morder cuando podía, nos hizo un día despejado y delicioso, con un solecito que acabó con gran parte de la escasa nieve que cayó un par de días antes.

De Peña de la Cabra

Madrugando lo justo nos plantamos en Berzosa del Lozoya un poco antes de las 9 e iniciamos la ruta por la pista que sale del pueblo hasta el collado de la Fuente. Una subidita no demasiado exigente, ideal para entrar en calor y tonificar las piernas. Ya en el collado nos deleitamos con las majestuosas vistas del valle del Lozoya y pudimos evaluar cuánta nieve había dejado el último frente en las laderas de Peñalara y Cabezas de Hierro. También comprobamos que la parte de arriba de la Peña de la Cabra también se cubría con un pequeño manto blanco.

De Peña de la Cabra


Proseguimos en dirección norte por la cuerda salpicada de pequeñas crestas dentadas de pizarra, avanzando con precaución por las piedras en sombra que aún estaban cubiertas de escarcha. Tras varias subidas y bajadas llegamos al Alto de las Rozas donde giramos al este hasta el collado de la Tiesa. Allí cogimos una pista en dirección sur hacia la Peña de la Cabra, pero al poco la dejamos para acometer la subida final. La escasa nieve acumulada dificultaba la travesía, pues las rocas apenas cubiertas resbalaban al menor descuido. No obstante, fue cosa de poco y enseguida alcanzamos la cima y nos regocijamos con la vista de los alrededores y los caldos calentitos que habían traido Dani y Pablo. Pero pronto se rompió la magia y la tranquilidad del momento porque comenzó a llegar un chorrero de gente que venía de la Puebla de la Sierra y en pocos minutos aquello empezó a estar abarrotado. Así que recogimos el hato y nos fuimos de allí con viento fresco (y nunca mejor dicho porque soplaba una mareilla de lo más fina y desagradable).

De Peña de la Cabra

Bajamos del pico por el lado sur y no pudimos evitar sobrecogernos al contemplar las espectaculares subidas conocidas como los Canales de la Peña de la Cabra y las crestas de pizarra bastante descompuesta que las jalonan. Avanzamos por la cuerda hacia el Collado Llano y el alto de Matarredonda siguiendo el track que había metido Pablo en el GPS (con la esperanza de evitar la espesa vegetación de robles y matorrales que tuvo que padecer en otra ocasión). Si bien sorteamos los arbustos, lo abrupo del terreno hizo un tanto incómoda la bajada por la ladera y nos vino un pelín larga. Casi agradecimos el pequeño tramo de carretera que vino después. Sin embargo, poco nos duró la tregua pues enseguida llegamos al comienzo de un lindo cortafuegos que subía en línea recta de vuelta al Collado de la Fuente. Sí señor, cerca del final de la ruta un cortafuegos de subida en línea recta, larga e intensa hasta lo inimaginable, es justo lo que hace falta para terminar de echar los hígados y hacer sitio para las cervezas...

De Peña de la Cabra

...cervezas que tuvimos que tomarnos en Buitrago porque en Berzosa estaba todo cerrado a cal y canto. Pero no vino mal la cosa, pues a las tapas de langostinos, cata de ensaladilla rusa y tortilla de espaguetis que nos pusieron hay que añadir las delicias golosas que compramos (como venganza por el puñetero cortafuegos) en una panadería de la que hemos tomado buena nota para futuras ocasiones.

Total según el GPS de Pablo: 21 Km y 1400 m de desnivel acumulado (que nos llevó unas 8 horitas terminar yendo tranquilamente). Una ruta interesante y con buenas vistas pero poco recomendable para hacer en verano. Eso sí, nos quedaron ganas de volver en otra ocasión y subir por alguna de las canales y crestas al sur de la Peña de la Cabra, realmente espectaculares.

Un xaludote

lunes, 23 de enero de 2012

Tubo izquierdo de Cabezas de Hierro

Por lo que parece, este invierno va a ser complicado hacer rutas con nieve por la sierra de Madrid y, precisamente por este motivo, andábamos todos un poco revolucionados con las estimulantes imágenes de postal navideña que nos mostraban las televisiones a principio de semana.
Con la esperanza de que los apenas dos días de nevada hubieran sido suficientes para tapizar de blanco las partes altas de la sierra, nos pusimos en camino, con madrugón de por medio, Maranta, Paco, Dani, Corz y un servidor hacia el puerto de Cotos. Una vez allí y visto que en las laderas de Peñalara predominaba de forma abrumadora el marrón sobre el blanco, decidimos encaminarnos hacia la siempre sombreada y congelada ladera norte de Cabezas de Hierro.

De Cabezas de Hierro


Para no repetir por enésima vez el tubo central, en esta ocasión optamos por variar un poco y probar la subida por el tubo que se encuentra al otro lado del pulmón izquierdo y que, según las guías, presenta una inclinación y longitud similares al central. Después de un pequeño despiste en la aproximación normal a los tubos que nos obligó a practicar un poco de “matorraling”, por fin alcanzamos la parte alta del arroyo que cae desde las laderas de Cabezas, donde pudimos comprobar que los escasos 20 cm de nieve polvo no nos iban a poner las cosas precisamente cómodas. Más aun si a eso le sumamos una hermosa pedrera con sus respectivos huecos ocultos y un rosario de placas de hielo que ya no nos abandonarían hasta la cumbre.

De Cabezas de Hierro

Tras un echar un breve vistazo a los amantes del hielo congregados en las cascadas del tubo central, alcanzamos la estrecha entrada de nuestro tubo, cuya mayor inclinación la encontramos en el primer tramo y hacia la parte media.
Con una buena capa de nieve dura spongo que debe ser al menos tan entretenido como el central aunque, el hecho de ser más abierto, le resta algo de espectacularidad. En nuestro caso, nos dio más o menos lo mismo porque, como ya he comentado, las pésimas condiciones de la nieve lo convirtieron en un auténtico incordio que no mejoró mucho hasta la misma salida. A partir de aquí, la acción del viento y el sol habían dejado unas hermosas placas de nieve dura que nos hicieron algo más llevaderas las últimas rampas hasta el cambio de vertiente.

De Cabezas de Hierro

Una vez en la cima, dimos cuenta de un tranquilo tentempié al solecito y emprendimos la bajada por el Pr27 hacia el arroyo de las Cerradillas y vuelta a Cotos, donde nos encontramos con la acostumbrada concentración de aficionados del trineo, las bolas de nieve y el domingueo en general.
Por suerte la pequeña decepción que supuso sacar de paseo los piolets para que disfrutaran del paisaje, se vio de sobra compensada con las reincorporaciones de Paco y Corz a la actividad del grupo y, como no podía ser de otra manera, con una sustanciosa merienda a base de cerveza, torreznos y boquerones en el pueblo de Navacerrada.

martes, 17 de enero de 2012

La Peñota desde la Panera

Tras las múltiples ofertas de Pablo, el susodicho, Maranta, Manu, Jose y un servidor, el sábado subimos a La Peñota desde la estación del Espinar.
Tras reunirnos junto a la estación con los coches, avanzamos por una pista bien reasfaltada...para motos (solo 50 cm de ancho por el medio) y dejamos los coches más allá de las piscinas naturales de "La Panera", junto a la valla cercana al refugio Puente Negro (en ruinas).

De Peñota desde la Panera

Por ahí seguimos una pista forestal repleta de pinos y barro helado. Mi termómetro oscilaba entre los -1º y los 3º C, pese al sol. Para calentarnos, no paramos de hablar de la crisis, teorías político-financiertas, hipotecas burbuja, puteo a los funcionarios, puteo a los informáticos, puteo a...GRRRRR. Hasta que llegamos a un camino que nos llevaba al collado Cerromalejo.
Ahí, deleitados por las vistas de la Bola, Siete Picos, Montón de Trigo y resto de la Mujer Muerta, nuestra conversación derivó hacia rutas a realizar en breve. Por la cresta, más despejada, alcanzamos el Alto de la Peñota, tras unos interesantes (en seco) pasos de escalada. Tomadas las fotos testimoniales, buscamos refugio a pocos metros y nos pusimos a zampar...y de eso hablamos del resto del tiempo.

De Peñota desde la Panera

Tiramos otro kilómetro por la cresta hasta la Peña del Cuervo, para tomar una bajada "a trocha" por un cortafuegos. A falta de Jesús, fue Pablo quien soltó lo de "pues esto de subida de estar muy bien".
Con facilidad volvimos al inicio de la pista y de ahí a los coches. Unos 15 km, 700 m de desnivel y 5 horitas muy agradables.
De vuelta, justo a la altura de las pistas de tenis cercanas a la estación y el vadén del paso de peatones, nos tomamos las cañas en un bar estupendo: la Terraza. En la estación del Espinar, con un cartel de Estrella de Galicia (aunque sirven Mahou). Y ponen una tapas fantásticas. La primera ronda, un tigre. La inevitable segunda, revuelto de setas. 1,20 € por cada consumición.
Resumiendo: Un bar fichado y muchas rutas rutas habladas para un futuro ¿próximo?


sábado, 14 de enero de 2012

San Gil

En la última semana de nuestro periplo colombiano, decidimos visitar el barranco del Chicamocha y la zona de San Gil. Lamentablemente, el PNN del barranco del Chicamocha no abre todos los días de la semana, así que no pudimos visitarlo. Desde Bucaramanga, tomamos la buseta que va hasta el pueblo de San Gil. San Gil está en la carretera rumbo a Bogotá, con lo que es un lugar de paso frecuente de viajeros (locales y extranjeros).

San Gil es el paraíso para los amantes de los deportes de aventura.  En el mismo hostal nos ofrecieron todas las actividades, bien organizadas. Nos ofrecieron rafting/hidrospeed, kayak, parapente, visitas a cuevas y rappel por cascadas. En parte por agotamiento, tan sólo elegimos hacer parapente.

Parapente, en la zona, hay dos opciones. Nosotras optamos por la opción para novatos; un vuelo de 20 minutos en las cercanías del pueblo. Me gustó tanto que me quedé con ganas de probar el vuelo largo (de casi una hora), en el cañón del Chicamocha.

Además de las opciones aventureras, se puede visitar el pueblo de Barichara, ir a múltiples cascadas que hay por la zona (basta con preguntar en el hostal), visitar el pueblo y su parque botánico...


Parque Tayrona

Durante nuestro circuito por Colombia, tras el recorrido hasta la Ciudad Perdida, llegamos al Parque Tayrona.

El parque Tayrona es la zona costera de los Nevados de Santa Marta. Es una gran extensión de playa y montaña, con distintas vegetaciones. La zona turística es la que tiene vegetación selvática (zona más al este). El único medio de transporte en el interior es o a pie o alquilando burros. Los caminos internos del parque están mal mantenidos (ahora, en época de lluvias, peor) y está mal señalizado (o sin señales, directamente). También hay excursiones en barco, a las distintas playas. Las agencias de Santa Marta y Taganga ofrecen submarinismo y snorkel, pero cuando estuvimos, el mar estaba tan revuelto que esos viajes estaban suspendidos.
Al parque se accede desde la carretera de la costa. A nosotras, tras salir de la Ciudad Perdida, nos dejaron en el acceso de Cañaveral.

Como veis en el mapa, el parque tiene tres accesos. El que está al este, da a la zona árida del parque. Nosotras fuimos a la zona selvática (la más desarrollada turísticamente). Por el acceso de Cañaveral, hay una buseta que para en una zona  donde se pueden alquilar burros, donde hay un museo y algún alojamiento. A partir de ahí, a caminar. Aunque los accesos los cierren a las 17h00 (una hora de luz para caminar), veo altamente recomendable entrar antes de las 16h00, ya que los caminos están mal y que las distancias son grandes.Nosotras entramos y salimos por el mismo sitio, pero hay quien entra por el acceso de Calabazo (ojo, ahí no hay busetas que acerquen, así que hay que entrar pronto), duerme en playa Brava (también hay alojamientos y mucha menos gente) y recorre el parque hasta Arrecifes, para salir por Cañaveral. Esta opción la veo muy recomendable para aprovechar 3 días en el parque.

Hay diversas zonas con todos los niveles de alojamiento (y precios variados. Mejor preguntar) y comida (y bebida) de todo tipo (y precios, aunque algo más caros que el resto del país). Ojo con meter alcohol, que los vigilantes del parque lo pueden confiscar.

El parque es una maravilla para disfrutar de la playa (aunque son peligrosas, así que cuidado), de la selva, de los manglares... Tiene ruinas (Pueblito, del estilo de la Ciudad Perdida)... Es un paraíso para observar aves, animales varios y vegetación a lo bestia.

Nosotras, tras habernos despertado a las 5:30 para salir de la Ciudad Perdida, haber conseguido salir de Machete Pelado, llegamos a la entrada a las 16:30 y comenzamos a recorrer el camino hasta la playa de Arrecifes, nuestro objetivo. Tras alguna vuelta, comenzó la búsqueda de alojamiento. No nos gustó la opción pegada a la playa (por cara) así que tuvimos que continuar andando (ya de noche, por el barro, con la linterna, cruzando manglares, sin tener claro a dónde íbamos). Parecía una prueba macabra de Humor Amarillo más que un merecido descanso en el Caribe. Por fin dimos con el sitio al que queríamos llegar (alojamiento Don Pedro) a las 18:30, ya de noche cerrada y con barro hasta las rodillas.
Tras un largo sueño en las hamacas, nos despertó un habitante de la selva a toda la caseta. Ya con las pilas recargadas, nos enfundamos el bañador y a disfrutar de las playas, con mucha pachorra. Llegamos un poco más allá del Cabo de San Juan. Ahí, como había una nube negra amenazante, decidimos volver hacia la zona de Arrecifes y seguir paseando por ahí. Al día siguiente, más paseo y salimos de ahí tranquilamente, rumbo a Santa Marta (a coger nuestras cosas) y de ahí, a Cartagena de Indias.

Para variar, una de fotos:

viernes, 13 de enero de 2012

La Ciudad Perdida

Tras unos días en el interior de Colombia, nuestro viaje siguió por el Caribe. Nuestro siguiente objetivo era llegar a la Ciudad Perdida.
La Ciudad Perdida (o ciudad Teyuna) son unas ruinas de entre los siglos VII y XVI de los indígenas que habitan por la Sierra de Santa Marta. El yacimiento se descubrió en los 70 por ladrones de tesoros precolombinos. En el año 76 el Estado colombiano se hizo cargo de la Ciudad, restaurándola y despejando algunas terrazas.

La Sierra de Santa Marta es una cordillera costera que alberga el pico más alto del país. Está poblada (sólo en las zonas bajas) por unos pocos indígenas y por campesinos, que colonizaron algunos valles para cultivar marihuana y posteriormente, coca. Tras muchos esfuerzos, la Sierra está limpia de paramilitares (dejaron la zona definitivamente en el 2008) y los únicos que cultivan coca, son los indígenas (para auto-consumo). Los campesinos se han pasado a cultivar otras cosas (se dice que el mejor café de Colombia es el de esta Sierra) y al turismo. También hay mucho ejército por la zona (en zonas más altas).

Actualmente uno no puede moverse por libre por la Sierra, salvo por el parque Tayrona (las playas del parque nacional). Para adentrarse en las montañas, es necesario contratar un circuito guiado y, a diciembre de 2011, la única ruta ofertada es la Ciudad Perdida (ida y vuelta por el mismo camino).

Así que, ni cortas ni perezosas, nos plantamos en Santa Marta, en busca del alojamiento y de la excursión. Tras un par de horas paseando por el caos de ciudad, acabamos contratando con Guías y Baquianos. No conseguimos regatear casi nada, pero al menos conseguimos alojamiento, macuto pequeño para esos días y que nos guardaran las maletas hasta nuestra vuelta por ahí.

A día de hoy, las 3 empresas que ofrecen el tour, han pactado precios y no lo bajan (a pesar de lo que diga la guía). Aparte de los gastos varios (está todo incluido), las agencias se ven obligadas a pagar contribuciones (bastante elevadas) tanto a los campesinos de la zona como a los indígenas, al paso por los terrenos donde viven. Eso hace que las agencias apenas bajen los precios. Se puede contratar en Santa Marta o en Taganga.
Ir con una agencia u otra, apenas supone diferencia. Como había poca demanda de la excursión, nos juntaron a la gente de las 3 agencias que lo llevan. Cada agencia pone guías para su gente (uno por cada 4 personas) y luego comparten portes, alojamiento, comida... En total, fuimos 9 turistas, 3 guías (y 3 burros con sus porteadores).

La ruta no es muy dura: 47 km en total, en 5 días. La mayor parte es por camino más o menos empinado y, por culpa de las lluvias, con derrumbes varios. Hay que cruzar algún que otro río (más o menos caudaloso), hay alguna trepadita... Cualquier persona puede hacerlo (no son etapas muy duras), pero el hecho de cruzar ríos y saltar por rocas durante, puede resultar algo exigente. Pienso que en 4 días (o incluso en 3), se podría hacer sin problemas, pero no hay opción por ahora.

Al día siguiente por la mañana, comenzó la aventura. Preparamos nuestros macutos y nos subimos a un todoterreno rumbo a la Sierra. Las dos primeras horas, por carretera, salvo por los típicos derrumbes y árboles caídos, no tuvieron mayor complicación. Una vez el coche se sale de la carretera, la cosa cambia. El camino hasta Machete Pelao es muy malo y, según lo que haya llovido, se llega a hacer intransitable (o sea, que puede tocar llegar o salir a pie hasta el pueblo. Unas 3 horas a buen ritmo, según nos contaron). Por suerte para nosotras, pudimos llegar en coche (tanto la ida como la vuelta).

El ritmo en general (salvo el primer día) es de madrugar mucho, para comenzar a caminar con el sol y sin lluvia. Según lo larga que sea la etapa, se camina también por la tarde (las horas de luz son de 6 de la mañana a 6 de la tarde y hay que caminar con luz).
El alojamiento son hamacas o literas con mosquiteras, resguardadas bajo un techo. En general, no hay luz eléctrica así que es necesaria la linterna. Durante la caminata, hay comida (frutas y galletas) y bebida (agua purificada y café). Las comidas son sorprendentemente ricas. Y nota importante, venden cervezas a lo largo de todo el camino.
No hace demasiado frío, ni por las noches siquiera. Ahora, cuando se pone a llover, el agua sube mucho (hasta hacerse intransitable). Mi recomendación es tener ropa para caminar (que va a estar mojada siempre. Si no por lluvia, por sudor o por el río) y ropa seca para el tiempo que no se camina (ojo a la cantidad de calcetines y al calzado de repuesto). ¡Ah! Y unas chanclas que se aten bien, para cruzar ríos sin problemas.

Bichos, hay muchos (y variados). Lo mejor quizá es manga larga y pantalón largo, para reducir el número de picaduras. Y por supuesto, embadurnarse de Relec o similares, revisar los zapatos antes de ponérselos por la mañana, vigilar dónde pone uno el pie...
Hay duchas (agua fría, por supuesto). Nosotras optamos por chapotear en el río, que siempre es más divertido.

Hicimos las siguientes etapas: 8,4 km el primer día, 6,5 km el segundo día, 7,4 km el tercer día (etapas relajadas), 11,6 km el cuarto día (visitando la ciudad), 12,7 km el último día. La cota varía entre 100 m (Machete) y 1.200 m (la Ciudad).
El último día, tras comer en Machete Pelao, nos dejaron a la entrada del Parque Tayrona.

Anécdotas, muchas. Cosas a destacar aquí, quizá el cuarto día. Tras la visita a las ruinas, comenzó a jarrear. Tocó entonces caminar con muuucha agua, cruzando los cauces como se pudiera (uno por cable en un transportín, los otros asegurando con cuerdas). Entre que llueve mucho, que hay mucha montaña y que está tan cerca de la costa, la lámina de agua varía metros en minutos. Hubo algún momento que pudo ser peligroso, con el agua por los hombros, con árboles que se caen o laderas que deslizan. Por suerte, poco a poco van mejorando la seguridad del camino, construyendo puentes (actualmente hay uno en construcción), protegiendo zonas delicadas... Comentar que los guías, que se jugaron el tipo para protegernos durante todos los cruces, cobran una miseria. Soy partidaria de dejarles una buena propina al final, por lo que les dejan de pagar las agencias.

En resumen, experiencia altamente recomendable, aunque sea necesario invertir 5 días a tiempo completo para ello. Dejo un buen puñado de fotos:

Valle del Cocora

Durante nuestra estancia en la zona cafetera, durante nuestro viaje a Colombia, tuvimos la oportunidad de visitar el valle del Cocora un día.
Para acceder al valle, es necesario primero llegar a Salento (lo más cercano es desde Pereira o Armenia). Salento es un pueblo colonial muy agradable, que vive del turismo. Desde Salento salen unos jeeps durante todo el día hacia el valle. Los jeeps paran a las puertas del PNN de los Nevados, en una zona donde hay alguna tienda y algún restaurante. Ahí empiezan un montón de rutas.

Nosotros tomamos la ruta dirección "El Acaime". No tiene pérdida, ya que es un camino vallado, en paralelo al río. La ruta son en total 10 km (ida y vuelta), dividida en dos partes. 
La primera parte es por el valle abierto, que es lo más conocido. Ahí se pueden contemplar las palmas de cera, que no suelen darse a esa altura (unos 2.500 msnm). No es un camino muy empinado ni tiene mayor complicación. Sin embargo, con lluvia a lo bestia el camino se convierte en un lodazal considerable. Además, puede tocar cruzar alguna bajante de agua.
La segunda parte de la ruta se adentra en un bosque muy denso (y con unos árboles de un tamaño a los que las fotos no hacen justicia), ya en la falda de la montaña. El terreno es más firme, pero comienza a subir. En el río aparecen cascadas (alguna de tamaño considerable). La ruta llega al Acaime (reserva natural, con sus restaurantes y alojamientos), a la que nosotras no llegamos porque se puso a llover torrencialmente y tuvimos que dar media vuelta. A partir del Acaime, sé que empiezan más rutas y que es mejor ir con guía. 

El lugar es espectacular y muy recomendable. Lo malo es que, por tiempos de desplazamientos, en un día, apenas da tiempo a asomarse al valle y poco más. Me quedé con ganas de estar más días...

Ahí os dejo unas cuantas fotos:

Laguna Negra y Cañón del Río Lobos en Diciembre

Y en Diciembre, aprovechando un par de días con los que contábamos estas Navidades, mi colega José Carlos y yo decidimos irnos a pasar frío a Soria. Doy fe de que así fue.

Elegimos un par de rutas de las que ya se han publicado alguna otra entrada en este blog: la ascensión al Urbión desde la Laguna Negra y una travesía por el Cañón del Río Lobos. El caso es que al ser un recorrido realizado en invierno, contamos con la presencia de grandes placas de hielo por las heladas moderadas que que estaban apareciendo a finales de año.



El caso es que apenas pudimos disfrutar de la nieve. El invierno ya está aquí y la temperatura acompaña, pero apenas hay nieve en uno de los puntos más fríos del interior peninsular. Os dejo algunas fotillos para que veais que frescos acabamos el año (durante el día no superábamos los cero grados hasta las 11 de la mañana!)

lunes, 9 de enero de 2012

El chuletón de las Milaneras

No recuerdo ya cuando fue la primera vez que oí en alguna de las salidas del grupo la posibilidad, o más bien la imperiosa necesidad, de hacer una ruta gastronómica que nos permitiera disfrutar de un buen paseo por la montaña y una mejor comilona para recuperar fuerzas (a parte de nuestras visitas a la Taberna Manolo)

De Milaneras


Después de mil y un intentos y sus correspondientes anulaciones, nos juntamos este fin de semana en Cantocochino un pequeño pero selecto grupo de comilones a los que, por lo que se ve, los recientes excesos navideños no han conseguido mermar las tragaderas en lo más mínimo.
Pero antes de nada había que hacer hambre y para eso nada mejor que una buena vuelta por la Pedriza. En esta ocasión elegimos subir hasta el Cancho Centeno por la senda de la Mina para bajar de nuevo a Cantocochino por el entretenido camino de las Milaneras y Collado Cabrón. Tras el pateadísimo camino hasta la Charca verde, enfilamos la subida de la mina entre pinos, sudores y resuellos que nos sirvieron para comprobar los devastadores efectos de las navidades en nuestra forma física, a lo que había que sumar un completo catálogo de enfermedades y lesiones, algunas propias de estas fechas y otras, por desgracia, propias de la edad. Solo entre los siete asistentes nos repartimos unas anginas, lumbalgias, lesiones de rodilla, un pinzamiento lumbar y algún catarro que otro. En definitiva, nada que no se pueda superar con una sudada y un buen trozo de carne.

De Milaneras


Después de subir, bajar, saltar y destrepar, a la altura de Collado Cabrón se produjo ese curioso fenómeno de final de ruta que consiste en que cualquier conversación que surja gira en torno a dos únicos temas: comida y cerveza, así que, con más hambre que vergüenza, aceleramos el paso y nos plantamos en los coches justo para no convertir la comida en merienda-cena.

De Milaneras

Por suerte contábamos con la inestimable experiencia en estas lides gastronómicas de Goyo Silvia y Eva que nos condujeron hasta La Maya , en Cercedilla, donde por un precio más que razonable, pudimos dar rienda suelta a nuestros más ancestrales instintos carnívoros. Todo un descubrimiento que habrá que apuntar en la agenda.



viernes, 6 de enero de 2012

3 semanas en Colombia

Por azares varios, este año invertí mis vacaciones pasando 3 semanas en diciembre visitando Colombia con una amiga. No llevábamos el viaje demasiado planeado pero tampoco nos preocupó demasiado en ningún momento. A continuación voy a describir la ruta que hicimos y comentar alguna cosa que pueda ser de utilidad para quien visite el país. En posteriores entradas, detallaré nuestra experiencia en el Valle del Cocora, rumbo a la Ciudad Perdida, en el Tayrona y en San Gil por último.

Nuestro viaje


Ver Colombia 2011 en un mapa más grande

Bogotá
Días 1-3
Llegada a Bogotá el día 1. Paseo por el centro histórico, con visitas (museo del Oro, catedral, museo Botero, Usaquén...).

Zona cafetera
Días 4-6
11 horas de autobús para 300 km (en teoría son 6h): Bogotá-Armenia.
Plantación cafetera "La Recuca", valle del Cocora y Salento.

Medellín
Días 7-8
Autobús Armenia-Medellín (8 horas. En teoría, 5 h). Por la noche, paseo por la ciudad iluminada de Navidad y Noche de las Velitas (7 de diciembre, se celebra en todo el país) pasada por agua. Al día siguiente, tras varios planes fallidos por la lluvia, a pasar el día en Rionegro y más paseo por Medellín.

Caribe
Día 9
Llegada a Santa Marta (en avión). Conseguimos contratar el tour para la Ciudad Perdida, para salir al día siguiente.
Días 10-14
Rumbo a la Ciudad Perdida en los Nevados de Santa Marta.
Días 14-16
Parque Tayrona. Nada más salir de la zona de la Ciudad Perdida, nos metimos en el parque, que abandonamos el 16 por la mañana.
Días 16-18
Marcha a pie, buseta, taxi, para llegar a Santa Marta. Taxi y luego autobús (7 horas de bus, 4 h teóricas) para llegar a Cartagena de Indias. Visita acelerada de Cartagena. Lástima no haber tenido al menos un día más.

Bucaramanga y San Gil
Días 18-20
El 18 tocó Bucaramanga (Cartagena-Bucaramanga en avioneta) y Girón (pueblo colonial situado al lado, donde comimos fritanga). El 19 llegamos a San Gil y visitamos Barichara. El 20 tocó parapente en San Gil y más paseo y autobús nocturno rumbo a Bogotá (8 horas de autobús. Esta vez sí cumplió las horas teóricas).

Bogotá
Días 21-22
Visita de las cosas que nos faltaban (ya sin lluvia), como Zipaquirá y Monserrate, compras de última hora, cena homenaje en Andrés Carne de Res. Aeropuerto.
Día 23
Llegada a casa.

Consejos varios


Seguridad
Colombia, a pesar de la mala fama que tiene, es un país seguro. El consejo es siempre preguntar a los locales, que saben lo que hay y les encanta ayudar.
Ahora, eso no quita para que el país siga teniendo un conflicto y que la Guerrilla se pueda desplazar. Para ello, lo mejor es informarse a través del MAEC o a través de locales. Esto es importante sobre todo si uno piensa acercarse a las fronteras con Ecuador y Venezuela o meterse en ciertas zonas de la selva amazónica).

Meteorología
Colombia está en el ecuador, así que no hay estaciones. Hay temporada seca y temporada lluviosa. Estas temporadas además están muy atenuadas y últimamente, por lo que nos comentaron, el tiempo anda muy loco. Y aunque haya temporada seca, llueve mucho.
Además, es importante recordar que en América del Sur se dan periódicamente (cada 7 años) fenómenos del Niño (sequía en zonas selváticas, lluvia en zonas desérticas) y al año siguiente el de la Niña (lluvia torrencial en zonas selváticas, sequía extrema en zonas desérticas).
A nosotras nos pilló la Niña en su pleno apogeo. Por no informarnos, pensábamos que íbamos en temporada seca. Esto se tradujo en lluvia todos los días (atención a pasear con el agua por los tobillos por las ciudades) carreteras cortadas por derrumbes (atención a los tiempos de viaje), zonas inundadas (recomendable llevar alternativas pensadas)... Para actividades al aire libre puede suponer un riesgo (como nos pasó rumbo a la Ciudad Perdida) así que, como he dicho antes, mejor dejarse aconsejar.
Otro aspecto es la temperatura. Colombia es un país tremendamente montañoso (tiene 3 cordilleras andinas de norte a sur, más los Nevados en la costa) y con muchas diferencias de altura. Esto quiere decir que la temperatura varía muchísimo. Así, por debajo de 500 m, hace mucho calor (30ºC). Hasta los 1.500 m, la temperatura es más bien primaveral (20-25ºC). Por encima de los 2.000 m, puede hacer fresco (aunque no sea frío extremo). Bogotá, por ejemplo, está a 2.700 m sobre el nivel del mar (y con lluvia, pasamos frío incluso).
Lo del frío lo comento también porque no en todo el país hay agua caliente para la ducha y no hay calefacción en ninguna parte.
Así que, a la hora de hacer la maleta, es importante pensar en agua y frío.

Transporte
El transporte es o bien por carretera o bien por avión. Ferrocarril, lo están desmantelando (sin demasiado sentido). Otros medios son en barco para cruzar a Panamá y para ir a San Andrés y Providencia, barco para viajar por el Amazonas (a Iquiton en Perú o Manaus en Brasil).
Avión no tiene mayor misterio. Hay unas cuantas compañías aéreas, más o menos asequibles.

El transporte en autobús es digno de una tesis doctoral.
La parte seguridad, en general, no hay problema. Como siempre digo, mejor informarse. Nuestra experiencia es que todo el mundo viaja en autobús a cualquier hora para cualquier trayecto.
Los autobuses son cómodos y están bien equipados (¡ojo! Hay que elegir bien la compañía). Además, se puede comprar comida y bebida a bordo sin problemas. Suelen dar hasta mantas (ponen el aire acondicionado a toda pastilla).
Las carreteras del país no están mal. Sin embargo, hay un carril por sentido, lo cual limita bastante la velocidad. Hay mucho tráfico de camiones enormes rodando muy despacio, con lo que si toca detrás de uno, los viajes se pueden hacer eternos. Como nos tocó la Niña y había deslizamientos de ladera por todo el país, los desplazamientos se nos hicieron interminables (tardando el doble de lo habitual). Por estos mismos derrumbes, nos aconsejaron siempre viajar de día para tener visibilidad.

Comida y bebida
Si bien no es la gastronomía más variada del mundo, tiene sus platos ricos y variados. Consumen mucho maíz, frijoles, carne y frutas y verduras totalmente desconocidas en Europa. Lo mejor es probarlo todo. El episodio dulces y chucherías es amplio también (y muy muy dulce).
Estuvimos casi todo el viaje bebiendo agua del grifo (salvo en el Caribe). La realidad es que el agua está bien (en Bogotá especialmente) y es apta para consumo. Eso sí, ante cualquier duda, mejor no fiarse y beber agua embotellada (como por ejemplo, en el Caribe, que no nos pareció el sitio más salubre).

Montaña
Tienen 3 cordilleras andinas (Occidental, Central, Oriental) más la Sierra Nevada de Santa Marta en la costa. La altura máxima del país es el pico Cristóbal Colón (5.775 m), en la Sierra Nevada (a 40 km de la costa), aunque las cordilleras andinas también alcanzan sobradas los 5.000 m. Por lo que sé, muchos volcanes.
Aunque pueda parecer el paraíso del alpinismo (¿andinismo?), resulta que apenas hay infraestructura más allá de donde vive la gente.
Además, hay zonas que pueden resultar peligrosas por seguridad. Hay que pensar que la Guerrilla y los Paramilitares se esconden en las zonas poco pobladas y inaccesibles. Por ese motivo, vi mucho ejército en las montañas que visité; en Santa Marta en especial, que no se puede ir por libre y los guías iban entregando permisos cada poco. Por supuesto, si permiten turismo, no hay problema.
Pensad también que si es difícil conseguir planos de ciudades, mucho más lo es conseguir mapas de montaña a una escala razonable y apenas hay caminos (ni siquiera en zonas bajas). Con todo esto voy a que, para meterse en alta montaña, hay que planearlo concienzudamente (y posiblemente contratar un guía).
Mi experiencia fue que busqué algo para hacer no muy largo (y picar a mi compañera de viaje con la nieve) y no lo vi claro. Había alguna excursión de día (el Tolima, zona cafetera), pero no le vi la gracia a 3 horas de bus, subir a 5.400 m de altura, hacer la foto, bajar y vuelta en bus. Otra cosa que me echó para atrás es que, al no haber refugios de montaña, hay que subir absolutamente todo (incluyendo comida) y ir perfectamente equipado (otro motivo para contratar ahí algo organizado).
En mi momento de viaje, ésta es la oferta que había:
  • Excursiones desde el valle del Cocora (desde el Acaime), en la zona cafetera (PNN los Nevados).
  • Rutas por el PNN el Cocuy (unas horas al norte de Bogotá). Vi una ruta de unos 6 días (Güicán - el Cocuy) con muy buena pinta (y sin un solo refugio a partir de 3.500 m de altura).
  • La Sierra Nevada de Santa Marta, actualmente sólo ofrece la ruta a la Ciudad Perdida por una única ruta de ida y vuelta, desde Machete Pelao.

Otros consejos
Para el viajero que habla español, todo es facilísimo. Para otros viajeros, la cosa se complica, ya que casi nadie habla inglés.
Precios, hay que regatear todo. Por hablar español, nos bajaban en seguida los precios, pero hay que ir con cuidado.
Infraestructura turística, empieza a haber bastante (depende de las zonas). Turismo, hay mucho local, algún sudamericano y poco de otras zonas del mundo. Es por ello que apenas hablan inglés, que es complicado conseguir planos, información...
Seguridad y controles, hay muchos. La realidad es que al turista lo dejan al margen de todos estos controles (al menos a día de hoy).
Correos, existe, pero la gente lo usa poco. Hay pocas estafetas. Las postales que envié aún no han llegado.
Vacunas, no hay ninguna obligatoria. Eso sí, siempre hay que ir un mes antes al Centro de Vacunación Internacional y informarse. En nuestro caso, nos recomendaron las hepatitis, tifoideas, tétanos y fiebre amarilla (por la visita al Tayrona. Es vacuna recomendable pero no obligatoria). Hay que tener en cuenta que ciertos países (EEUU, Panamá, Brasil) piden el certificado de vacunación de fiebre amarilla hasta 6 meses después de haber visitado zonas endémicas (como lo es Colombia). Si no, pueden denegar la entrada.


Para cerrar esta entrada, os dejo con unas cuantas fotos de todo el viaje.


miércoles, 4 de enero de 2012

San Silvestre 2011

El 2011 se acababa y ahí teníamos la San Silvestre de nuevo. Para algunos ya eran tres años sin correr esta prueba y, en esta ocasión, existía la posibilidad de juntarnos un número mayor que de costumbre. Incluso hubo alguno que prometió aparecer para darnos ánimos.

Cerca de 40000 personas recorrieron los 10 kms que van desde el Bernabéu hasta la meta en Vallecas. Nadia, Maranta, Yoly, Gabriela, Iván, Corz y yo entre esta desmesurada cantidad de gente que disfrutó de las calles de Madrid en una tarde poco fría de invierno, por suerte. Una vez más, todos acabamos sin problemas la prueba. Destacable la labor de Pablo, que hizo las veces de "porteador", fotógrafo e incluso "aguador" junto con Dani, ya en la línea de meta. Gracias chicos!