Desde luego nadie nos puede echar en cara falta de pasión por la montaña o, al menos, falta de obsesión. Incluso un fin de semana como el pasado, en el que todo el mundo andaba liado con compromisos varios y el foro parecía el desierto del Gobi, algunos encontramos el huequecito justo para descargar un poco de mala leche semanal y pasar un rato agradable bien pegaditos a la roca.
En esta ocasión nos juntamos Maranta, Eva, Fátima (amiga de Maranta interesada en unirse al club de los obsesos y que recordaréis por sus aventuras por Colombia el verano pasado) y un servidor. Como el tiempo apremiaba y no era cuestión de perder media mañana buscando nuevas emociones, decidimos que lo mejor era ir a tiro hecho y no devanarse mucho los sesos. Y la verdad es que tampoco había muchas opciones que cumplieran con todo lo que buscábamos: cercano, con sombra, fácil, bien equipado, con un bar a distancia razonable..... blanco y en botella ¡¡¡La majadilla!!!
Lo complicado era que además estuviera vacío y, efectivamente, creo que no he visto tal concentración de personal en tan pocos metros de roca en mucho tiempo. Aun así, y tras un pequeño intento de usurpación, conseguimos hacernos con la vía fácil de la derecha, y allí que nos quedamos un buen rato.
Como casi todos sabéis, es una vía estupenda para iniciarse, tanto que, una vez hecha un par de veces, parece como si estuvieras en el pasillo de tu casa. Así que, por votación popular decidimos que hoy tocaba practicar escalada de primero y sin calentamiento previo.
Ni cortas ni perezosas, Eva y Maranta se liaron la manta a la cabeza y solventaron la papeleta la mar de bien y lo mejor es que parece que eso de descargar adrenalina y pasar miedo mientras calculas lo que te queda para el siguiente seguro, les ha parecido hasta interesante. Así que, ya os podéis poner las pilas el resto, porque estas chicas van con la directa y no me extrañaría que los "quintos" empiecen a aburrirlas soberanamente para cuando decidáis volver.
Para acabar la jornada, la idea era practicar algún rapel de cara a nuestro viaje al Midi pero, dada la concentración de gente en todas y cada una de las vías, nos limitamos intercambiar conocimientos teóricos en espera de otra sesión un poco menos acelerada.
Para terminar, tras despedirnos de Eva, que tenía compromisos ineludibles con la familia (lo que la exime de la terrible sanción que le correspondería por saltarse las cervezas) nos acercamos a Cercedilla a tomar el correspondiente refrigerio antes de volver a eso que algunos llaman civilización...
Saludos
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