San Rafael-Cueva Valiente-La Salamanca-Cabeza de Lijar-San Rafael
En esta ocasión, la ruta planeada fue por la zona de San Rafael y el Espinar. Una ruta fácil y amena, solicitada por algunaos miembros del grupo y que creó una gran espectación en los foros.
A la hora indicada, estábamos esperando más o menos los de siempre en una explanada a las afueras de San Rafael, cuando comenzamos a distinguir una marabunta que se nos acercaba. Cuan sorprendidos quedamos cuando pudimos comprobar que todos se sumaban a la ruta planeada.
Finalmente y por hacer más amena la prensentación de los que fuimos, los dividiré en cuatro grupos: En el apartado "Los de siempre": Eva, Jesús, Maranta, Pablo y Paco En la zona "Viejas glorias": Skylark, David García, Irene, Nadia, Manu, Jose y Miguel. Por la parte de "Novatos y nuevos descubrimientos": Araceli y Taber. Y finalmente de la parte "Amigos engañados, familiares y semejantes": Yolanda, Arianne, Iván, Elena, Fran y Miguel.
La ruta comenzó de manera cordial y agradable con un ligero paseo por los pinares de repoblación de la vertiente castellana de la sierra de Guadarrama, hasta que en una vifurcación del camino, los que iban delante decidieron que les gustaba más la opción en bajada y hubo de llegar Jesús, con su inseparable GPS para indicarnos que, nos gustase o no, la ruta que teníamos marcada iba por la pista ascendente.
A partir de ese punto, el grupo, con su habitual dinamismo, comenzó a estirarse cual pelotón ciclista. Cada uno a su modo iba ascendiendo por la pista en subida cada vez más pronunciada. Las modalidades de subida fueron de lo más diverso. Los más entrenados iban marcando el paso delante; había quien subía al tran tran; también hubo quien prefirió hacer un fuera de pista (Paco, ¿quién iba a ser si no?); algunos se decidieron por la modalidad "mentar la madre del/la organizador/a" y mi especial admiración hacia el paso montañero de Skylark, que despacio y a su ritmo, pero imparable cual Juggernaut, llegó hasta la cima.
Varias paradas después, todo el grupo llegó a coronar el pico de Cueva Valiente, donde paramos para tomar el primer refrigerio y, parte de la sección femenina, echar lo que ellas denominaron la "primera siesta", cual lagartijas al sol.
Cuando creimos que tocaba continuar nuestro camino, paramos en el refugio del pico, recientemente restaurado y más limpio de lo que recordábamos, y aprovechamos para comprobar cuantos cabíamos en una de las salas del mismo. El recuento oficial fue 18 de 20, pero creemos que podríamos haber entrado todos y todas.
Tras este parón lúdico-festivo en el refugio, continuamos nuestra pateada en alegre bajada hasta el collado del Hornillo. Durante la bajada tuvimos un pequeño accidente en el que Miguel se lastimó la mano. Menos mal que Paco saco rápidamente el botiquín y lo solucionó sin mayor problema.
En la zona del collado del Hornillo hubo una selección natural dentro del grupo; guiados por Paco y Jesús, Araceli, Maranta, Eva, Pablo y el que suscribe estas lineas, aprovecharon para desviarse y subir al pico de La Salamanca y ver el refugio del mismo nombre, mientras el resto del grupo era guiado por la pista hasta la cima de Cabeza Lijar, donde nos juntamos todos para intercambiar las delicatesen culinarias de los distintos asistentes. Una vez más, triunfaron las almendras y dulces de Paco, acompañadas eso si, de diversos chocolates que fueron rotando entre los allí presentes.
Echamos bastante tiempo en la cima, hasta que nuestros estómagos comenzarona apedir cerveza, momento en el cual reiniciamos la marcha, esta vez ya de regreso hacia San Rafael, siguiendo el track que tenímaos previsto. Este (el track) nos deleitó con una bajada por la directísima, entre pinares, donde tubimos que utilizar al vieja técnica denominada "A saco Paco" y más de uno se preguntó si el Paco al que hace referencia la técnica no sería el de nuestro grupo.
Aunque algunos asistentes tuvieron ligeras dificulades en la bajada, el grupo, como viene siendo habitual, mostró parte de lo que es su ADN básico, la solidaridad entre montañeros, ayudando y esperando a los que lo requirieron, hasta completar felizmente la ruta propuesta.
Desde aquí ya fue lo habitual: cervecitas, muchas, como no podía ser de otra manera; abrazotes, tambien muchos y un "nos vemos en la próxima". Espero que lo disfrutaseis al menos como yo. Taber | ||||||||||||