Distancia: 17 km
Desnivel: 650 m
Tipo de camino: pista y sendero
Dificultad: Fácil
Tiempo empleado: me lo callo por vergüenza torera
Hace un par de semanas, hablábamos de retomar otra forma de salir a la montaña, más parecida a cuando comenzamos a participar en el grupo, admirando los paisajes, charlando a cada momento, parando hasta cuando no hace falta y, en definitiva, con muuuuucha parsimonia. Pues bien, retomando el otoño como tema de fondo, nos juntamos unos cuant@s echando de menos a otros tant@s para dar una nueva vuelta de tuerca a tan "novedoso" concepto.
Para ello, el jueves pasado, nos propusimos dar una vuelta por los pueblos de Cardoso y la Hiruela pasando por sus respectivos puertos y, de propina involuntaria, por la tapia del Hayedo de Montejo, a la que llegamos por uno de nuestros habituales despistes que curiosamente siempre terminan por alargar las rutas en lugar de acortarlas.
Comenzamos nuestro paseo en el puerto de la Hiruela, tomando la pista que transcurre por la izquierda del cordal y en la que hicimos el interesante hallazgo de una vaca muy muerta, cuyos efluvios por poco hacen que Taber - hombre curioso por naturaleza - eche hasta la última magdalena de su reciente desayuno.
Tras semejante hallazgo tan discordante con nuestro relajado ánimo de paseantes, continuamos camino hasta el puerto de Cardoso, donde se produjo el mencionado despiste que nos llevo a adentrarnos en los frondosos pinares previos al Hayedo de Montejo y en los que no pudimos resistirnos a sacar la guía de setas e inmortalizar todo hongo que se nos pusiera a tiro, aparte de eternizarnos a la espera del rayo de sol perfecto que nos permitiera conseguir la foto del día. Es lo que tiene salir con tres aficionados a la fotografía, uno de ellos cojo...
Tras tomar el tentempié en la puerta del hayedo, seguimos el curso del río Jarama, si cabe aun más lentos, con lo que no nos quedó más remedio que pasar de largo la visita a Cardoso para evitar tener que hacer noche en tan idílico paraje. Entre tanta seta, arándanos, abedules y suelos alfombrados de amarillo, Nacho decidió bañarse en el río cada vez que nos tocaba cruzarlo, sospechamos que para darle un poco de gracia a tanto romanticismo.
Así llegamos hasta la Hiruela, donde hicimos un alto para un segundo tentempié rodeados de turistas gastronómicos dispuestos a comerse hasta la última seta de la sierra.
Ansiosos por volver a la soledad del camino, emprendimos la subida al puerto de la Hiruela, esta vez sí, un poco más ligeros y mientras escuchábamos entre el rumor de la lluvia los ecos de la persistente llamada del Santuy dándonos motivos para hacer una nueva visita a la zona.
Antes de bajar a Buitrago para terminar la jornada con las cervezas de rigor, pareciera que como premio a tan sosegada forma de tomarnos la vida, el cielo quiso darnos un motivo más para reincidir en nuestra recalcitrante lentitud dejando pasar esos jirones de luz que tanto deseamos en el hayedo y que ahora iluminaban el paisaje como si de una pintura tenebrista se tratara.
Pero que nadie se lleve a engaño, detras de tanto sosiego algunos seguimos añorando la roca pelada, la nieve congelada y las vertiginosas cumbres que se elevan por encima de los bosques de otoño y sus tranquilos paseos. Tiempo al tiempo....
Hasta la próxima
...Camino del Santuy (o Santui)no se encuentra mayor beneficio que ascender enfrentándose a esa ladera para divisar el hayedo de vicio.
ResponderEliminarPerderse, tanto en él, como fuera del mismo, hacia el sur siguiendo la senda lindera al río hay todo tipo de seres, incluso gallipatos que pretender sorprender a cada paso.
Si tenéis pensado subir, más adelante, por el Porrejón y Pinhierro hacia La Tornera y el Centenera, mandad aviso.
Con tanta publicidad salen últimamente muchos legos micófagos que arrasan sin cuidado todo mucílago delicado; pues están ciertas urgencias llenas de atracones y malestares al confundir lo tóxico con lo comestible y que por parecidos (i)razonables los conducen a más de uno a criar malvas.
Fantásticas las fotos y ésa donde entran rayos a plomo.
ResponderEliminarUn buen relato, de cuento.
Deica d:D´
Gracias por la parte que me toca en lo de las fotos. Seguro que volvemos por la zona a hacer alguna cosilla, así que ya daremos cumplido aviso.
ResponderEliminarSaludos
Aplausos mil a la crónica, risas también, y cuando sea capaz de cerrar la boca por haber visto las fotografías también daré contada felicitación, jajaja
ResponderEliminarUnos licos, para días defenestrados, de(para) difuntos.
ResponderEliminarRomanticismo puro de otras "églogas",épocas, de sonetos, momentos:
Lycoperdon perlatum...agáricas blancas, muy buena siendo jóvenes, aunque no todas...
[http://bdouzaldarrudaceibeilustrados.blogspot.com.es/2012/05/aullidos-lembranzas-ludicas-de-intres.html]
Breves
Salud, Libertad y Montaña.