domingo, 16 de diciembre de 2012

Estreno de la temporada invernal en Peñalara

Hola, ¿qué tal?
Ya han caido las primeras nieves tempraneras de la temporada invernal. Como no podíamos más con nuestras ansias de pisar nieve, el pasado dia 6 nos acercamos a Cotos para comprobar cuánto había nevado. Lo cierto es que nos encontramos con bastante más nieve de lo esperado, no una enormidad como en pleno invierno, pero sí la suficiente como para disfrutar bien de ella desde el mismo momento de salir del coche, pues había hecho un frio majete y estaba toda congelada.


A las 8 empezamos a andar en dirección a la Laguna Grande de Peñalara. El plan original era seguir hasta la Laguna de los Pájaros y coger allí el PR 32 que va por la cuerda hasta el pico del Nevero. Pero en llegando a la Laguna Grande nos dejamos engatusar por la primera canaleja que apareció ante nuestros hambrientos ojos y no pudimos resistir la tentación de subir por ella. Así que nos calzamos los crampones y pim-pam-pum acabamos en la cuerda de Peñalara un pelín más al norte de Dos Hermanas. Con la nieve congelada se subía de maravilla, pero no era recomendable salirse de la zona central de la canal, pues la capa acumulada aún no era muy gruesa y podía ceder al peso si estaba hueco debajo.


Arriba pegaba el viento bien fuerte y la sensación térmica bajó bastantes grados. Además, nos metimos en las nubes que permanecían enganchadas en la cumbre y la visibilidad se redujo a unas pocas decenas de metros a nuestro alrededor. En esas condiciones seguimos adelante hasta la cumbre de Peñalara, donde estaba todo cubierto de plumones de nieve congelada que forma la humedad del ambiente con el frio viento. Seguimos adelante por Claveles, pero como no había aún nieve suficiente no pudimos seguir por el paso de arriba y tuvimos que bordear las congeladas rocas por la ladera norte. Así, en medio de la ventisca, sin visibilidad ni referencia visual alguna seguimos cuerda adelante por el PR 32 lo mejor que pudimos (al ser tan ancha la cuerda y no ver ni torta era difícil saber si íbamos por la parte de arriba o nos habíamos ido un poco ladera abajo).


Bastante antes de llegar al puerto del Reventón nos tuvimos que calzar las raquetas de nieve para poder progresar algo más cómodamente. La capa de nieve congelada formaba una costra dura que casi cubría completamente los arbustos, pero no era lo suficientemente gruesa como para aguantar del todo nuestro peso y nos hundíamos en los arbustos cada dos por tres, maltratándonos las espinillas (tema especialmente doloroso cuando llevas unos cuantos golpes acumulados, ahora ya sé el por qué del dicho ese de "le ha sentado como una patada en las espinillas", por no decir otro sitio aún más sensible). Con las raquetas aún nos hundíamos pero menos (y nos evitábamos los molestos golpes) de manera que la progresión mejoró algo pero seguía siendo fatigosa y lenta.

No sé muy bien hasta dónde llegamos (por lo que tardamos en volver y lo largo que se nos hizo creo que llegamos a pasar el puerto de Malagosto, aunque no sabría decirlo a ciencia cierta), pero ante la falta de referencias visuales y que estábamos hasta las napias de ir dando tumbos por una nieve ingrata que se negaba a sostener nuestro peso, hueca como estaba por los arbustos que había debajo, a la una y pico decidimos darnos la vuelta y regresar. Tras lo que nos pareció una eternidad llegamos al fin a la laguna de los Pájaros y justo en ese momento empezaron a despejarse las nubes, mostrándonos por fin la gloriosa vista del valle del Lozoya y la Cuerda Larga.


Volvimos a Cotos por el camino normal y corriente (PR 15) contemplando con golosa afición las suculentas canales de la vertiente sur de Peñalara, llenas de promesas por cumplir para cuando acumulen la nieve suficiente. Paciencia, la temporada no ha hecho nada más que empezar y las grandes nevadas están aún por venir (cuento con ello, y si no, alguien allá arriba me va a oir). Como no podía ser de otra forma, en los alrededores de Cotos proliferaban como chinches los domingueros que habían subido a jugar y tontear con la nieve. Estaba todo a tope, puerto de Navacerrada incluido. Visto el panorama y con la Venta de Marcelino atestada hasta la bandera, nos fuimos al coche y nos largamos al pueblo de Navacerrada a agasajarnos con una ración doble de picatostes con chocolate, que la nieve cansa mucho y había que recuperar las fuerzas perdidas...

Amigos, queda inaugurada la temporada invernal. Que las nieves nos sean propicias y a disfrutar. Hasta la próxima. Pórtenseme bien hasta mi regreso, ¿eh?
Un xaludote

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