viernes, 13 de diciembre de 2013

Tour por los circos del Pirineo: Tromouse-Estaube-Gavarnie IV

Cuarta jornada: Gavarnie

La mañana siguiente no nos trajo mejores noticias que la tarde anterior. Al alzar la vista entre la lluvia hacia el refugio de Sarradets,nos topamos con una espesa capa de nubes que no animaban demasiado a pasar la noche al raso, más teniendo en cuenta que en Serradets es misión casi imposible encontrar sitio por esas fechas sin reserva previa, a parte de que no parecía la mejor opción intentar remontar cargados como mulos y con la piedra mojada el paso de la Échelle de Serradets.

Resignado a no terminar nuestro proyecto y bien pertrechados con la información que pudimos recoger en la oficina de turismo de Gavarnie, intentamos poner buena cara al mal tiempo y buscar opciones que nos ayudaran  a pasar el día. Después de descartar los paseos más largos debido a la lluvia, por fin nos decantamos por acercarnos a los picos de Tentes y Pahule, desde los que hay unas espectaculares vistas de la cascada de Gavarnie. De ahí, dimos otro corto paseo al puerto de Bujaruelo y completamos la jornada con una lluviosa visita a Luz-Saint-Sauveur.


 

Quinta Jornada: Pimené desde Gavarnie (2801m)

Desnivel: 1500 m
Distancia: 20 km
Dificultad: duro físicamente pero fácil técnicamente. Sencilla cresta final




Ya que no podíamos terminar el tour tal como lo habíamos planeado, Jesús y un servidor decidimos que no podíamos dejar Gavarnie sin, por lo menos, subir algún pico que mereciera tal nombre.
Aprovechando que el Pimené figuraba como uno de nuestros objetivos en el proyecto del tour, decidimos que sería una buena forma de matar dos pájaros de un tiro, más aun después de haber admirado el día anterior su hermosa silueta  desde el pico de Tentes.


Por su parte Irene y David, decidieron plantearse algo más tranquilo para no maltratar demasiado la rodilla de Irene, que aun seguía algo tocada. De este modo nos pusimos de acuerdo para ir juntos hasta el Hotellerie du Cirque, donde nosotros pondríamos dirección al Pimene mientras Irene y David se acercarían a la base de la Cascada para luego subir a Espugettes a comer con la intención de juntarnos todos en la bajada, aunque al final terminamos bajando cada uno por nuestro lado.


La ascensión no tiene mayor dificultad que la propia del desnivel y a cambio ofrece unas preciosas vistas sobre todo el entorno, empezando por el interesante camino que parte del Hotellerie du Cirque y que recorre el bosque d'Arribama hasta la Cabaña de Pailla. Desde aquí, el bosque se despeja para dejar paso a las praderas desde las que se alzan las imponentes paredas de los Astazu y a sus pies el refugio de Espugetes.
Una vez alcanzado el refugio solo hay que retomar el camino que asciende  a la Hourquette d'Alans desviándonos a medio camino hacia la izquierda siguiendo las indicaciones del Petit Pimene.


Tras un largo tramo de zetas, alcanzamos la arista del Petit Pimene desde la que se puede observar el último tramo hasta la cima. Primero por el lado derecho y luego continuando por la cresta, se alcanza la cima de Pimene, desde el que se pueden disfrutar de una interminable panorámica que abarca desde las llanuras del sur al camino recorrido por los circos de Tromouse, Estaube, Gavarnie y toda la linea de cumbres, desde el Pic Long, Monte Perdido, Marboré, Astazu, Taillón, Vignemale etc...


 

Sexta Jornada: de vuelta a casa


 Puesto que ya no tenía mucho sentido intentar ninguna de las etapas que aun nos restaban, decidimos adelantar la vuelta un día y pasar la noche en el lado español, pensando ya en acortar en lo posible el largo camino que aun nos quedaba de vuelta. Una vez plantamos la tienda en el camping de Escarra, decidimos dedicarnos a una nueva actividad que apenas solemos permitimos en nuestras visitas pirenaicas: "TURISMO". Empezando por Sallent de Gállego, continuando por Lanuza y terminando en Biescas con una buena sentada de raciones y cervezas.



Pero ya se sabe que cuando uno sale a la montaña, la cosa nunca queda ahí. De hecho, salir a la montaña no es más que la búsqueda de una justificación para volver de nuevo. En este caso ni siquiera fue el relativo fracaso de nuestro viaje lo que nos obliga a volver al Pirineo francés. Lejos de repetir, es el propio viaje te empuja irremisiblemente a nuevas obsesiones. Para nosotros, la próxima surgió de entre la niebla en la carretea que une los puertos de Aubisque y Soulor, y se llama Grand Gabizos. "Me se ponen los pelos como escarpias solo de recordarlo..."


lunes, 25 de noviembre de 2013

Tour por los circos del Pirineo: Troumouse-Estaube-Gavarnie III

Tercera Jornada: Le Maillet-Estaubé-Espugettes

Desnivel de subida: 1254 m
Desnivel de Bajada: 1149 m
Distancia: 17,1 km
Dificultad: moderada (camino difuso en el desvío a Espuguettes)


A la mañana siguiente nos levantamos todavía con el eco de los impresionantes truenos y el susto de alguna puerta que casi sale volando durante la tormenta, pero secos y descansados que al fin y al cabo era lo importante.
Iniciamos la marcha con el cielo aun plomizo y entre llovizna, aunque el buen pronóstico para el resto del día nos hizo empezar con ganas, al menos hasta el lago de Gloriettes, donde Irene, como ya nos veníamos temiendo, decidió que la rodilla ya no le daba para más y que no le quedaba otra opción que bajar por la ruta más rápida hacia Gedre.


Con la pena de que las cosas no nos salieran como habíamos previsto y de tener que separarnos, Jesús y yo decidimos continuar con el plan previsto hasta donde pudiéramos, mientras Irene y David tomaban el camino de bajada para evitar males mayores. Así, después de los correspondientes abrazos, cruzamos el puente del Gave d'Estaubé y pusimos rumbo sur hacia la Hourquette d'Alans,  paso natural entre los circos de Estaubé y Gavarnie y principal dificultad del día.
Según avanzamos por el sendero que se adentra en Estaubé, los primero claros del día y el calorcito de la mañana pusieron el punto de optimismo necesario para continuar nuestra marcha, a lo que sin duda ayudó el estupendo paisaje que surgía ante nosotros, con el puerto nuevo de Pineta a nuestra izquierda, la brecha de Tucarrolla en el centro y La Horquette más a la derecha.


El camino transcurre suavemente entre verdes prados hasta que comienza a girar hacia el oeste, momento en el que comienza a ganar desnivel y se bifurca en multitud de senderos marcados por las ovejas y cabras que pastan por la zona. Entre tanto ramal terminamos por despistarnos, lo que nos obligo a hacer algún que otro "todo recto" hasta recuperar la dirección correcta.


Sabiendo de antemano que la nieve tampoco nos permitiría subir a Tucarrolla, enfilamos la parte más dura de la subida, en la que Jesús decidió hacer uno de sus famosos derrames, mientras a mi me tocaba pagar la falta de forma metiendo la reductora y procurando resistir la creciente tentación de tirar mi odiada mochila ladera abajo. Por fin, con la lengua fuera pero encantado por las vistas que se abrían ante nosotros, alcancé a Jesús en el paso de la Hourquette donde, para nuestro disgusto pudimos ver como de nuevo el día volvía a amenazar tormenta.


Después de darle unas cuantas vueltas a las distintas opciones que se nos presentaban, decidimos emprender la bajada hacia el refugio de Espugettes con la esperanza de que hubiera plaza libre para no tener que pasar al raso otra noche como la anterior.  Al llegar al refugio, a parte de encontrarnos con una guarda muy maja que hablaba perfecto español, nos informaron que no quedaba ni una plaza libre y, lo peor de todo, que el parte meteorológico para la noche había empeorado notablemente. Para que las cosas quedaran claras del todo, ante nuestra pregunta de si podríamos plantar la tienda al lado del refugio por si acaso...., la guarda nos respondió que podíamos hacerlo pero que, teniendo en cuenta lo que había caído por allí la noche anterior, hubiéramos hecho mejor en subir una piragua en lugar de la tienda de campaña.
Ante tan estupendo panorama, finalmente decidimos llamar a Irene y David para que nos recogieran en Gavarnie y esperar al parte para retomar el camino al día siguiente.


Una vez abajo  los cuatro decidimos conjurar tanto mal fario con la ingesta masiva de pizzas francesas acompañadas de abundante cerveza, inmejorable costumbre que mantendríamos el resto de noches que pasamos por tierras francesas.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Tour por los circos del Pirineo: Troumouse-Estaube-Gavarnie II

Segunda jornada: Heas-Troumouse-Maillet

Distancia: 10,4 km
Desnivel de subida: 578 m
Desnivel de bajada: 307 m
Dificultad: fácil





A la mañana siguiente vuelta a limpiar las tiendas y, tras un desayuno de lo más frugal, retomamos el camino con ganas de perder de vista la nuestro precario camping del día anterior y afrontar la jornada con nuevas energías.
Al contrario que el día anterior, el camino del circo de Troumouse si que está transitado por turistas y senderistas varios desde la Chapelle de Eas y más aun desde le Maillet, donde parte una carretera que deja a las hordas de visitantes prácticamente a un minuto del circo.


Pese a que esta es la etapa más sencilla y corta del Tour, denuevo nuestras mochilas hacen que el concepto fácil sea relativo, así que decidimos tomárnoslo con calma y disfrutar al máximo de lo que se nos valla presentando. Para empezar un estrecho pero bonito sendero por el que circula un nutrido grupo con guía que, al paso de Irene no hacen sino asombrarse de que una chica tan menudita pueda cargar con una mochila que ocupa más que ella.

Después de superar estas rampas se alcanza un rellado de verdes prados que nos permiten recuperar el aliento antes de encarar el único tramo algo más duro de la jornada y que consiste en unas interminables zetas que dan acceso al circo por su lado oriental. Alcanzado el desvío de la cabaña des Aires ya solo queda un corto paseo mientras observamos la cascada de Matacas a nuestra derecha.


Una vez en el circo decidimos hacer una parada de avituayamiento junto a unas lagunas secas mientras echábamos un vistazo a la canal de subida  a la Munia que, para nuestro disgusto, aparecía aun cubierta de nieve, lo que nos hacía descartar cualquier intento de subirla, más aun habiendo dejado los crampones en casa para ahorrar peso.

Siguiendo la "autopista" senderista del circo se alcanzan los lagos des Aires y, un poco más adelante la estatua de la Virgen de Troumouse, desde donde se tiene una magnífica panorámica de la linea de cumbres del circo hacia el sur, y del valle de Heas hacia el norte.
Una breve parada para hacer fotos y de nuevo emprendemos la marcha hacia el aparcamiento del circo y le Maillet, donde llegamos por un largo tramo de carretera en la que a Irene comenzó a molestarle más de la cuenta su rodilla mala, que ya le había dado algún aviso en la bajada del día anterior.


Un poco más tarde de lo previsto alcanzamos le Maillet, donde, al contrario que el día anterior, pudimos repantingarnos en su soleada terracita y no pusieron pega ninguna en darnos de comer y beber casi a las cuatro de la tarde.


Aunque nuestra primera idea era plantar la tienda al lado del hotel, la llegada de unos nubarrones con bastante mala pinta y las noticias poco tranquilizadoras del parte meteorológico, nos hizo decidirnos por pasar la noche en el refugio, lo que sin duda restó algo de romanticismo a nuestra jornada pero, por el contrario, sumo una ducha, cena caliente y una colchoneta que nos supieron a gloria; más aun cuando a eso de las 3 de la madrugada comenzó un concierto de rayos, truenos, viento y granizo que nos hizo dar mil gracias por haber sucumbido a la tentación de la vida fácil.


martes, 5 de noviembre de 2013

Tour por los circos del Pirineo: Troumouse-Estaube-Gavarnie

De entre las muchas variantes de este obsesivo deporte que nos tiene a todos enganchados, quizá la que menos he practicado es la de las travesías de varios días y, como este venía siendo un tema recurrente en nuestras ensoñaciones de final de ruta, no me lo pensé mucho cuando este verano nos decidimos Irene, David, Jesús y un servidor a no dejar pasar de nuevo la oportunidad.
Tras darnos un buen atracón de visitar webs, leer guías y consultar mapas buscando el equilibrio perfecto entre lo que nos apetecía y lo que podíamos permitirnos física y materialmente, al final nos decantamos por la opción más fácil y aprovechamos que alguien ya se había tomado la molestia de escribir una estupenda guía que cumplía con casi todo lo que le pedíamos a nuestro proyecto. A esto había que sumar que Almudena ya había hecho el mismo recorrido el año anterior y no dejaba de ponernos los dientes largos a la mínima ocasión.

Como ya ha quedado de manifiesto en otras entradas de este blog, en nuestro peculiar grupo de montaña somos poco amigos de la monotonía de seguir las indicaciones de una guía, así que decidimos poner algo de nuestra propia cosecha y cambiamos palabras como: "refugio" y "mochila ligera" por otros más románticos pero menos prácticos como: "dormir bajo las estrellas", "vivir de nuestros propios recursos", "inmersión en la naturaleza", etc... lo que se tradujo en 15 kilos a la espalda y una renovada fe en Santa Bárbara bendita, patrona de las tempestades.

Al final la cosa no salió como esperábamos pero al menos hicimos tres de los seis días de ruta, visitamos los tres circos que dan nombre al tour, alguna ascensión más de propina, nos trajimos unos cuantos quesos franceses y un montón de buenos recuerdos.

Bibliografía utilizada:

 - González Prieto, Luis A.; Palomares, L.: El tour de los grandes circos del Pirineo. Edit. Desnivel, 2011
- Carte de Randonnée Gavarnie Luz.St-Sauveur 1:25.000 Institut Geográphique National, hoja 1748 OT
- Mapa excusionista Ordesa y Monte Perdido, 1:40.000, Editorial Alpina.

Primera Jornada: Gedrè-Chapelle de Heás

Distancia: 15 km
Desnivel positivo: 1122 m
Desnivel negativo: 687 m
Dificultad: moderada (carga + desnivel)





Después de un largo pero entretenido viaje que nos llevo de Madrid a Gedre pasando por el Portalet y el Coll de Aubisque, llegamos hasta el camping Pain de Sucre entre Gedre y Gavarnie donde plantamos las tiendas en una agradable praderita y nos dispusimos a descansar de cara al palizón que nos esperaba al día siguiente.

Por la mañana nos encontramos con que, a diferencia del lado español, la humedad de estos valles del norte nos iba  obligar a perder todos los días un buen rato en secar las tiendas antes de emprender la marcha para no tener que añadir otro par de kilos a nuestras ya de por si sobrecargadas mochilas.


La ruta comienza en el miso pueblo de Gedre en un curva cerrada a la derecha sobre un curso de agua que cruza el pueblo en dirección a Gavarnie. En este punto comienzan la señalización de las distintas rutas que parten de Gedre. Desde aquí y prácticamente hasta mitad de etapa comienza la una subida constante que nos lleva primero hasta la parte alta de Gedre y posteriormente se va adentrando en un tupido bosque que nos resguardó del sol que a esas horas ya pegaba fuerte.

Gedre y macizo del Vignemal desde la Baserque

Esta primera jornada es quizá la más dura del Tour junto con la tercera, pero al ser la primera, nos pilló lo suficientemente frescos como para llevar relativamente bien la tortura de la mochila y la falta de sitios donde reponer agua practicamente hasta el último tramo. Lo compensa sin duda las preciosas vistas del valle de Bassía con sus cabañas de pastores salpicando los verdes prados que rodean el curso del arroyo de Cambieil y las del macizo del Monte Perdido y el Cilindro de Marboré una vez que se alcanza el collado por el que cruzamos del Valle de Bassia al de Heas.

Lac des Glorietes a los pies de Monte Perdido y Cilindro de Marboré

Desde el collado hay que seguir en dirección norte por un camino apenas visible hacia la cabaña de Camplon y e circo de Troumouse que poco a poco va surgiendo al fondo según avanzamos. Esta es quizá la parte menos grata por lo incómodo del terreno, el sol de justicia que caía a plomo y por la paliza que llevábamos en el cuerpo a esas alturas.

Circo de Troumouse desde la Montagne de Camplon

Desde Camplon el camino se hace más evidente hasta alcanzar la Cabaña del Águila donde comienza la bajada practicamente en picado hasta la Chapelle de Eas y su ansiado Camping, en el que teníamos pensado plantar la tienda y cenar algo calentito antes de echarnos a dormir. Para nuestra sorpresa, al llegar allí, ya fuera por el jumeo a sudor que desprendíamos o por las patadas que le dábamos al diccionario de francés cada vez que abríamos la boca, el "simpático" dueño del camping se negó tanto a darnos de cenar como a alojarnos (y eso que hueco había de sobra), así que no nos quedo más remedio que plantar la tienda al lado del río y tirar de fuet y barritas energéticas para calmar las tripas.


jueves, 10 de octubre de 2013

Castillo de Acher (2384 m) desde el puente de Oza

Desnivel acumulado: 898 m
Distancia: 13,23 km
Dificultad: fácil
Tipo de recorrido: lineal

Como estaba previsto, por la tarde llegamos el resto del grupo al albergue de Hecho para unirnos a Manu y Nadia en la ascensión al Castillo de Acher y a alguna propina para el domingo que aun estaba por decidir. 



 A la mañana siguiente, sin madrugar demasiado, que para eso estábamos en veranito, nos dirigimos hacia el puente de Oza por la sinuosa carretera de la Boca del infierno. Pasado el puente, junto al campamento de Ramiro el Monje comienzan las indicaciones del camino al Castillo sin mayor dificultad que el espeso barro rojo que se había formado por las fuertes tormentas de los días anteriores y que, conservado por la espesa umbría de la Selva de Oza, convertía alguno de los tramos en una pista de patinaje.



El camino prosigue por el bosque en continua subida aproximadamente hasta la cota 1600 en la que, repentinamente se interrumpe para dar paso a la zona despejada de Peña calva y a las espectaculares vistas del murallón del Castillo a nuestra izquierda y del Puntal de Lenito detrás nuestro.

Continuando por la estrecha senda que cruza esta zona de pastos, pronto divisamos a nuestra derecha la cabaña forestal del refugio del Castillo, mientras a nuestras espaldas va surgiendo la línea de cumbres del Lenito, Alano, Pedraforca, etc...


Un poco más arriba decidimos hacer una pequeña parada para comer algo y contemplar el paisaje. Desde este punto hay dos opciones para ascender a la cima del castillo. Nosotros elegimos la más sencilla que accede a la muralla del castillo por una brecha situada al SW y en la que apenas hay que echar las manos para progresar.


Alcanzada la parte alta de la brecha, se abre ante nosotros la curiosa meseta kárstica  que compone el valle inclinado que hace tan peculiar este pico y que aún conservaba unos cuantos neveros donde descansan de la solana unos cuantos rebecos. Ahora giramos hacia nuestra derecha bordeando la fácil cresta del valle hasta encarar las cortas rampas que ascienden a la cima situada justo al otro lado de la salida de la brecha que da acceso al valle.  Desde arriba, el estupendo tiempo que nos acompañó durante todo el día nos premió disfrutar de las amplias vistas que incluían los cercanos Petrechema, Bisaurín y, algo más entre la bruma,el Midi d'ossau y las primeras cumbres del valle de Tena.


La bajada la hicimos tranquilamente por el mismo camino con parada incluida a las orillas del Aragón Subordán donde aprovechamos para remojarnos los pies antes de volver al coche y a nuestro merecido homenaje cervecero.


A la mañana siguiente tocaba la punta de Agüerri, pero desde el principio se nos torció la cosa con algunas lesiones e indigestiones varias que nos hizo replantearnos la jornada, que al final se quedo en un agradable paseo hasta el refugio de Gabardito con piscolabis incluido y sesión de fotos a la impresionante colección de mariposas y bichos raros que encontramos por el camino.


domingo, 28 de julio de 2013

Reconociendo la zona: ascensión al Puerto del Palo y al Pico Marmida


- Tipo de recorrido: Lineal
- Desnivel acumulado: 850 m
- Distancia: 12 km aprox
- Dificultad: fácil

Después de examinar la gran cantidad de posibilidades que ofrecía la zona en cuanto a recorridos senderistas, visitas a ibones y ascensiones clásicas, elegimos la ascensión al Puerto del Palo para, posteriormente, poder culminar el recorrido con alguno de los dos miles cercanos a este paso fronterizo. Era una buena forma de ir haciendo piernas para las ascensiones de días posteriores. No en vano, tanto Nadia como yo llevábamos ya un tiempo sin saber lo que significan 1000 metros de desnivel en las piernas y no era cuestión de que nos pilláramos unas buenas agujetas.

Salimos desde Siresa siguiendo la carretera a la Selva de Oza hasta que ésta termina. Entonces se continúa un par de kilómetros en dirección a Guarrinza, desviándonos por una variante que aparece a la izquierda descendiendo hasta un puente. Es ahí donde dejamos nuestro coche y comienza el recorrido.

Arrancamos en torno a las 09:00 horas y ya nos encontramos con bastante gente por la zona. Sobre todo destaca la gran cantidad de adolescentes cargados con amplias mochilas, sobre todo, cerca del río. Compartimos una pequeña parte del camino con las personas que van camino del Ibón de Acherito, otra de los recorridos mas destacados de la zona y que, dicho sea de paso, me quedé con ganas de completar.





El camino está en buenas condiciones y se encuentra perfectamente señalizado. En cuanto nos desviamos en dirección al Puerto del Palo, dejamos de encontrarnos con más gente. A partir de aquí, la única novedad son las vacas que pastan tranquilamente a ambos lados del camino y que nos observan con curiosidad. Nadia se asusta varias veces con ellas, pero lo cierto es que apenas nos prestan atención.

Observamos en la guía que manejamos que existe una antigua calzada romana visible determinadas zonas del camino, pero la verdad es que no se encuentra en buenas condiciones por lo que apenas es reconocible. Alcanzamos la cima del puerto a 1942 metros, después de una ascensión suave y solitaria. Aquí nos encontramos en un paso fronterizo que da acceso al Parque Nacional de los Pirineos, ya en Francia. Por lo que entendimos, desde aquí es muy típico el recorrido hasta el refugio de Arlet y otras travesías que enlazan varios refugios cercanos. 



Después de marear a un simpático montañero francés con la localización de las cimas más cercanas, decidimos esquivar la cima del Cotdoguy (2017 metros) para encarar directamente la Marmida (2079 metros), mucho más llamativa a nuestros ojos. Sin apenas dificultadades alcanzamos su herbosa cima y desde aquí nos tomamos las fotos de rigor. Desde aquí, destaca la cima de Lariste (2168 metros) que descartamos realizar después de acaloradas discusiones, ya que existen nubes importantes y no tenemos la seguridad completar de poder evitar la tormenta.



Regresamos por el mismo camino viendo como poco a poco va mejorando el día y nos plantamos en el aparcamiento después de unas 6 horas de ruta con paradas incluidas. Al llegar allí, nos da tanta envidia la gente que se refresca en el río que decidimos hacer exactamente lo mismo que ellos. 

Regresamos al albergue a esperar la llegada del resto del grupo prevista para esa misma noche.

miércoles, 24 de julio de 2013

Viaje a Pirineos Julio 2013


No hay duda. Año tras año, cuando llega el verano, Pirineos es uno de nuestros destinos preferidos. La razón es evidente: esta zona nunca defrauda. 

Este año, durante el mes de Julio, hemos realizado una visita al Valle de Hecho y la Selva de Oza. La idea era reunirnos en torno al fin de semana del 20-21 de Julio pero, aprovechando que algunos de nosotros contábamos con más de días de vacaciones, el viaje se alargó completando así algunos recorridos de los más chulos de la zona.

Como centro de operaciones elegimos el Albergue de Siresa. Siresa es un pequeño pueblo situado en el Valle de Hecho, muy cerca del núcleo principal del valle, el propio Hecho. Se trata del último pueblo antes de entrar en zona de montaña y destaca en él, el Monasterio románico de San Pedro de Siresa. Muy próximo al monasterio estaba nuestro albergue, que nos daría cobijo para los siguientes tres días que teníamos por delante. 




A continuación el resumen de actividades:

Segunda ruta: Ascensión al Castillo de Acher

Saludos

miércoles, 17 de julio de 2013

A vueltas con el Almanzor

-Tipo de recorrido: Lineal
- Desnivel acumulado: 1100 m
- Distancia: 20 km
- Dificultad: moderada

Si, de nuevo el Almanzor. Ese oscuro objeto de deseo que nos ha traído de cabeza esta temporada, por fin ha decidido dejarnos hacer la foto junto a la cruz que lo corona, aunque no como hubiéramos querido: con nieve hasta la bandera y en invierno. Pero, como se dice por ahí, menos da una piedra, aunque un montón bien colocaditas una encima de otra dan, en este caso, toda una montaña que da gusto ascenderla en la época que sea.
Puestos a ser originales, esta vez decidimos abrir boca con un vivac por la zona de Hoyos que nos evitara el preceptivo madrugón para salir desde los madriles, así que, ni cortos ni perezosos, Maranta, Taber y un servidor, pusimos rumbo a Gredos a eso de las diez de la noche para plantar nuestras posaderas, y nuestros sacos de dormir, en las aun verdes praderas que bordean la carretera de subida a la plataforma.


A la mañana siguiente, un nutritivo desayuno en Hoyos y manos a la obra.
No es cuestión de repetir una ruta de ascenso que mil y una veces contada en foros, guías y conversaciones de montañeros. La cosa no ha variado mucho desde la última vez: la subida a los Barrerones siguen siendo igual de odiosa, tanto a la ida como a la vuelta; la laguna grande tan hermosa como siempre y el camino igual de trillado, incluso nos cruzamos con más gente de la que podríamos esperar en un día entre semana.


Esta vez por no haber, no hubo ni parada en el refugio a la ida. Directamente enfilamos hacia el camino de subida a la portilla del crampón con un sol que amenazaba con sacarnos hasta la última gota de sudor que nos quedara dentro. Por suerte, el impresionante invierno que hemos tenido este año y a no menos impresionante primavera, han hecho que los neveros de las partes altas sigan soltando agua a borbotones por cada hueco de la montaña, lo que nos permitió ir rellenando cantimploras sin mayor problema hasta casi la misma portilla.
La única dificultad de la subida la representó el gran nevero que aun quedaba desde la parte media de la canal y que, dado el pestoso estado de la nieve, nos obligó a calzarnos los crampones para evitar sustos. Una vez arriba, todo seco hasta la trepada a cumbre.


Pero como este año viene siendo costumbre, no hay ruta sin agua, así que nada más comenzar a trepar empezó un ligero chispeo con acompañamiento de unos poco tranquilizadores truenos. Sin pensarlo mucho, nos encaramamos a la cima encabezados por Taber con el tiempo justo para hacernos unas fotos mientras notábamos con auténtico canguelo como se nos erizaban los pelos de los brazos debido a la estática del ambiente.
Algo más tranquilos regresamos a la portilla para iniciar la delicada bajada del nevero mientras la lluvia hacía acto de presencia para refrescar el ambiente y, de paso a nosotros durante gran parte de la bajada al Elola, a donde llegamos deseando sacar el bocata que la tormenta nos impidió tomar en la cumbre.


Con la hora un poco justa, retomamos el camino con parada en la fuente de los Barrerones para echar un último vistazo a la Laguna grande mientras el sol, cada vez más bajo, se ocultaba pausadamente tras las cumbres del Circo de Gredos y nos invitaba a regresar para cumplir con otra cuenta pendiente: la integral del Circo.

¡¡¡Nos vemos en Gredos!!!


jueves, 20 de junio de 2013

De paseo por el macizo del Pendón




Después de un invierno con mucha, mucha nieve pero con muy mal tiempo para disfrutarla, llega la hora de hacer recuento de la primavera que, pese a ser más tranquila en cuanto a actividades del grupo se refiere, también ha dejado algunas cosas interesantes. Así que, poco a poco y según se pueda, iremos sacando crónicas recientes y esperemos que abundantes actividades veraniegas.
Para empezar, aquí dejamos la que para algunos ha supuesto un buen paseo de reintroducción a al actividad después de unas semanas algo más relajadas.


En nuestro afán por no repetirnos mucho en nuestras salidas por la sierra de Madrid, encontramos este tranquilo paseo que, pese a transcurrir por una de las zonas más pobladas de la sierra, ninguno de nosotros había pisado con anterioridad.
El macizo del pendón con sus escasos 1500 m, es una pequeña formación granítica que, como si de un islote se tratara, quedó separada por los caprichos geológicos de la cuerda de las cabezas, donde se encuentran Cabeza de la Braña, Cabeza del Cervual y, más hacia el este, el Mondalindo y la sierra de la Cabrera.
La ruta transcurre en su primera parte por el GR10 que parte de la estación de Miraflores. A medio camino de Bustarviejo sale un desvío que asciende por la cuesta lóbrega hasta la fuente del mostajo. Una vez alcanzado el collado se gira en dirección noreste hacia Cabeza Arcón por un estrecho sendero que recorre toda la cuerda hasta el collado del Badén desde donde parte el camino de Bustarviejo, la bajada al Badén y la senda que asciende al Pendón. Nosotros continuamos por esta última aunque a mitad de camino perdimos la traza y decidimos subir zigzagueando entre los bloques graníticos de la cima del Pendón.
Debido al molesto viento que venía acompañándonos durante todo el camino, nos paramos lo justo para hacer unas fotos y enfilamos entre espesos jarales en busca de los verdes prados del Badén para hacer la parada del bocadillo.
Después de recuperar fuerzas nos dirigimos a la salida del Badén tomando el sendero que transcurre por el lado izquierdo del arroyo de Navacerrada hasta alcanzar de nuevo el camino de las Viñas y, de nuevo, la estación de Miraflores.



viernes, 19 de abril de 2013

El Morezón por la Canal de las Hoyuelas

- Punto de partida: plataforma de Hoyos del Espino (Ávila)
- Desnivel acumulado: 896 m
- Distancia: 12,68 km
- Dificultad: PD, II
- Tipo de ruta: Circular
- Descargar track


Vuelve el calor, y la nieve poco a poco va retrocediendo de las montañas para dar paso a lo que promete ser una espectacular primavera.
Previendo precisamente que esto ocurra, Jesús, Eva y un servidor decidimos acercarnos de nuevo al circo de Gredos para aprovechar la que puede ser la última ruta invernal de la temporada. Curiosamente y pese a la cantidad de nieve que nos ha regalado este invierno, no ha habido prácticamente ninguna ruta en la que la meteorología nos haya ayudado demasiado y hemos tenido que esperar a esta tardía jornada para poder disfrutar de un espectacular dia de sol y nieve de principio a fin.


Como tampoco disponíamos de mucho tiempo, elegimos de nuevo el Morezón pasando por la Laguna Grande para ahorrarnos la tan odiada vuelta por los barrerones y estar de vuelta en la plataforma a una hora prudencial. Para no repetirnos demasiado, en esta ocasión decidimos añadir algo de recorrido al asunto y remontar por la canal de las Huyuelas para luego ladear estas por la cara sur y enlazar con la cresta del Morezón. Una ruta de los más variada y con estupendo ambiente alpino.
Una vez superado el trámite de la aglomeración de la plataforma y la romería hasta los barrerones, enfilamos por el lado izquierdo de la laguna hasta alcanzar la amplia entrada a la canal de las Hoyuelas, mientras la fila de puntitos que nos seguían se desviaban hacia la cada vez más aglomerada subida al Almanzor.


Aunque las guías indican que esta canal no supera los 40º, su orientación norte hace que la nieve esté bastante dura incluso bien entrada la máñana. Esto, junto con la caida continua de pequeños trozos de hielo de las paredes que la flanquéan, nos obligó a estar más atentos de lo que esperábamos en principio. Aun así, la progresión no se hace demasiado complicada, a excepción de un par de repechos en el último tercio, en los que se agradece llevar un par de piolets para mejorar el apoyo.


Una vez alcanzado el Collado entre las hoyuelas y la Campana, se pueden contemplar unas estupendas panorámicas de la garaganta Blanca, Candeleda, el embalse de Rosarito y la meseta sur hasta donde alcanza la vista. A lo que hay que sumar las espectaculares aristas nevadas del risco del Fraile hacie el este y el risco del Frances hacia el oeste.


En el lado sur todo cambia. La nieve dura se transforma en una espesa capa de nieve primavera que en pendientes tan inclinadas, uno no sabe si es una bendición o una tortura en comparación con la resbaladiza pista de patinaje de la subida. Por suerte, alguien se nos había adelantado y solo tuvimos que seguir la profunda huella que remontaba por la ladera sur de la primera Hoyuela. Una vez llegamos a la altura de esta, aun tuvimos que andar con más cuidado debido a dos escalones de roca que, con menos nieve, pueden ser algo delicados para hacer con los crampones.
Superados estos, la huella nos condujo hacia la segunda Hoyuela, esta vez por terreno más horizontal, lo que nos permitió relajarnos algo y dedicarnos a contemplar las preciosas cornisas que desde las dos cumbres recien superadas, caían a plomo sobre el circo.


Desde aquí, ya se puede ver claramente la cumbre del Morezón a la que se puede acceder remontando toda la arista o ladeando hasta alcanzar la canal central por la que se accede de forma directa. Aunque en un principio decidimos ladear siguiendo la huella del principio. A mitad del recorrido, ante la perspectiva de tener que continuar por una zona empinada y por nieve cada vez más dura, decidimos cortar por lo sano y calentar de nuevo los gemelos remontando por la canal que corta la arista para alcanzar el pequeño portillo de la antecima del Morezón.


Pero ahorrarse la nieve dura tiene la desventaja de trepar un último escalón que, anunque corto y sencillo, presentaba algo de hielo en la mitad, lo que nos obligó a tirar de piolet, manos, pies y hasta los dientes, en caso de que hubiera sido necesario. Como suele ser habitual en este grupo, la cuerda de paseo y en la mochila, ¡¡no vaya a ser que se ensucie!! :-)


Una vez arriba, con la adrenalina aun dando saltitos por el cuerpo y con una sonrisa de satisfacción que no nos cabía en la cara, nos liamos a darnos abrazos y hacernos fotos para quitarnos un poco la tensión de encima y celebrar un día de montaña de esos que hacen afición.
Después de recuperar fuerzas y picar algo, bajamos a la plataforma por la famosa loma de la cagarruta y en busca de una terraza y las ansiadas cervezas que nos esperaban en Hoyos del Espino.

 Hasta la próxima!!!


lunes, 8 de abril de 2013

Subida relámpago a Cabezas por Valhondillo



A diferencia de la pachorra que definió nuestras salidas del otoño, parece que este invierno como pago a la tan deseada nieve, nos está dejando el tiempo justo para hacer las rutas a uña de caballo y para no tragarnos, al menos, un par de chaparrones por jornada. A cambio, si la cosa sale bien, se disfruta de unas luces inolvidables, entre jirones de niebla que hacen que merezca la pena intentarlo y, de vez en cuando, salir chorreando.


Pese a que esta es una ruta que ya hemos repetido en varias ocasiones, aun nos faltaba hacerla en condiciones plenamente invernales, así que hace un par de fines de semana Jesús y un servidor decidimos probar suerte con el pronóstico y volver a visitar creo que uno de los más hermosos y poco frecuentado parajes de la ladera norte de Cuerda Larga.


Partiendo del aparcamiento del restaurante La Isla, enlazamos enseguida con el RV1 que recorre la Angostura bajando desde el puerto de Cotos. Tras una primera parada en la presa de Pradillo, donde hicimos una sesión de fotos a la cuerda larga reflejada en el propio embalse, nos dedicamos a disfrutar de una estupenda mañana en la que los efectos del deshielo no hacían sino intensificar los verdes y marrones del bosque de pino silvestre que tapiza toda esta zona. Al alcanzar el arroyo del Cancho del Mayo decidimos hacer un pequeño desvío siguiendo su curso, creyendo que se trataba del arroyo del Valhondillo, confusión que, a parte de ahorrarnos algo de camino, nos permitió disfrutar de la relajante estampa del agua bajando a borbotones desde las cumbres nevadas de cuerda larga, como hace mucho que no veíamos.


Ya retomada la pista normal de subida, alcanzamos entre la llovizna y la nieve empapada, la curva desde la que sale el sendero que da paso a valhondillo, donde apenas paramos para echarle la funda a las mochilas y lamentarnos por dejar pasar de nuevo la oportunidad de ver los famosos tejos que crecen junto al arroyo. A partir de aquí, la nieve ya no nos abandonaría durante toda la subida. Viendo lo profunda y blanda que estaba la nieve en este primer tramo, decidimos subir directamente por la loma de Valhondillo, en lugar de hacerlo por el arroyo de las zorras como en otras ocasiones, lo que nos permitió disfrutas de unas interesantes palas de nieve y de las estupendas vistas que a ratos podíamos adivinar entre nubarrón y nubarrón.


La loma es una suave pero interminable pendiente que asciende directamente hasta la Cabeza de Hierro Mayor, siendo un poco más empinada en el tramo que enlaza con la loma del Pandasco, aunque sin ninguna complicación y mucho más cómoda que la parte baja debido a lo venteada que esta la nieve.
Tras cruzarnos ya entre la niebla cerrada con un grupo de esquiadores, alcanzamos casi a ciegas y de pura chiripa, el vértice de cabezas, del que solo asomaban unos centímetros por encima de la espesa capa de nieve.


Como a estas alturas la ventisca ya pegaba de lo lindo y no tenía pinta de mejorar ni un poco, decidimos hacer un par de fotos testimoniales y volver por donde habíamos subido para evitar meternos con niebla y nieve hasta las rodillas en el hueco del arroyo de las zorras. Así, con el gps en la mano (bendita tecnología) y sin ver a más de cinco metros delante nuestro, hicimos toda la bajada práctiamente hasta el sendero, donde pudimos parar unos instantes al abrigo del viento para echar algo al buche. Visto que la cosa no mejoraba mucho, emprendimos nuestra maratoniana marcha por la pista de subida que ya no abandonaríamos hasta conectar de nuevo con el RV1 y el aparcamiento, donde nos tomamos la cervecita de costumbre y vuelta a Madrid.