domingo, 6 de marzo de 2011

Travesía nevada al Risco de los Claveles desde La Graja de S. Ildefonso

Hola amigos. Este pasado sábado habían quedado Pablo, Jesús y Tío Paco, un trío con mucho peligro pues aprovechan cualquier ocasión para liarla bien parda en la montaña (sobre todo cuando se encuentran solos y sin vigilancia por parte de componentes más moderados del grupo), con la firme intención de acercarse de nuevo al Circo de Gredos para atacar alguna interesante canal de las que por allí abundan, pero debido a una copiosa nevada de última hora tuvieron que renunciar a su plan original y postponerlo para una ocasión más propicia.

En su lugar pensaron en calmar sus ansias montañeras visitando la vertiente norte de la sierra de Peñalara, pues aún no conocían esta zona en condiciones invernales. Llegar hasta el pueblo de S. Ildefonso ya fue peliagudo, pues había estado nevando abundantemente el día anterior e incluso esa misma madrugada, pero las quitanieves estaban en plena faena y al final pudieron llegar a La Granja y aparcar cerca de donde tenían previsto. Las cumbres permanecían ocultas entre las nubes y aún caía algún que otro copo cuando comenzaron a caminar.

De Peñalara desde la Granja

Lo que empezó siendo una simpática capita de nieve polvo virgen de unos 4 cm pronto pasó a una capa más seria de no menos de 10 cm. Enseguida quedó de manifiesto que les esperaba un paseo más interesante de lo que habían previsto inicialmente, habida cuenta que nadie más se había adentrado por esos lares y era menester ir abriendo huella. Nieve, nieve y más nieve. Nieve a hartar hasta las rodillas y más aún, así que al final acabaron calzándose las raquetas cuando ya se cansaron de retozar como críos entre los pinos ladera arriba y ladera abajo. Ahora ya más formales siguieron el camino que sube hacia el puerto del Nevero.

Cuanto más ascendían por la ladera del pinar tanto mayor era la cantidad de nieve acumulada, de manera que el ya considerable esfuerzo de subir con las raquetas abriendo huella pasó a ser una actividad casi agónica. Pero gracias a irse relevando en la ardua lucha con la nieve demasiado suelta, entre sudores, resuellos y votoatales fueron poco a poco ganando valiosos metros que sabían a gloria y consiguieron salir del pinar. Allí, fuera del abrigo de los pinos, se encontraron expuestos a la feroz acometida de un viento gélido del sur-sureste de lo más inclemente y desapacible. No obstante, el viento estaba barriendo la nieve suelta y les resultó algo más fácil avanzar y alcanzar la cuerda que lleva a la laguna de los Pájaros.

De Peñalara desde la Granja

Las nubes aún permanecían tercamente aferradas en la parte alta de la sierra, de manera que cuando nuestros tres aventureros alcanzaron la cuerda se adentraron en ellas y les envolvío una espesa niebla que redujo la visibilidad a apenas una decena de metros. Entre la ventisca y la niebla todo a su alrededor, cielo y suelo, se confundía en un deslumbrante blanco uniforme, pero pudieron seguir avanzando en la dirección correcta gracias a las nuevas tecnologías de navegación GPS y llegaron al pie de las inclinadas rampas que llevan al Risco de los Claveles. Ante las impresionantes vistas que éstas ofrecían, entre "Qué pasada, venga, vamos un poquito más" y "Huy, mira qué rampita, otro poquito más" se presentaron casi sin proponérselo en la antecima del Risco, casi jugándose el tipo pues con la placas de hielo que había era más terreno de crampones y piolet que de raquetas y bastones de marcha...

De Peñalara desde la Granja

Calzados los crampones y con ganas de proseguir un poco más por la cresta de los Claveles a pesar de lo castigadas que estaban las fuerzas a esas alturas, de pronto fueron conscientes de lo tarde que era y del tremendo camino que les quedaba de vuelta, así que sensatamente optaron por dejarlo por bueno allí en ese punto e iniciaron el regreso por el mismo camino que habían traído para aprovechar la huella que tanto trabajo les había costado abrir (y que el viento estaba borrando con pasmosa rapidez). Las nubes habían empezado a abrirse y les brindó algunos breves retazos de las magníficas vistas de los alrededores completamente nevados.

De Peñalara desde la Granja

De nuevo en el bosque al abrigo del viento los tres amigos siguieron disfrutando felizmente del camino de vuelta a buen paso, acompañados del incesante goteo de la nieve de los pinos derritiéndose por la agradable temperatura reinante. Lo que empezó siendo un día gris y amenazador acabó conviertiéndose en una tarde despejada de lo más deliciosa. Para terminar redondeando la jornada nuestros tres aventureros decidieron pasar por el pueblo de Navacerrada para reponer fuerzas y agasajarse con un merecido homenaje a base de unos suculentos picatostes con chocolate calentito y unas cervecillas. Fin









2 comentarios:

  1. Ay esa manga en el objetivo del vídeo... Chafa esa visión inmaculada.
    Poca gente había por ahí, no??
    Ya he visto esos picatostes de final de ruta...
    Gracias por la crónica, tío Paco, y feliz semana!

    MARANTA

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  2. Vaya valientes! después del atasco en la A-6 el viernes de madrugada os la jugasteis, eh?

    Saludos

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