lunes, 23 de agosto de 2010

Buscando el Callejón de la Abeja

Aunque en un principio pensamos en titular esta entrada como "Baño de sudor y sangre en la Pedriza", finalmente y pensando en aquellos que no nos conozcan, hemos decidido optar por algo más moderado. Aun así, la primera idea resumía bastante bien lo que dio de si la jornada.
Pero dejando a un lado cuestiones escatológicas, la principal noticia del día fue que ¡Paco ha vuelto! si señores, ha vuelto, y de que manera.
Ante nuestra convocatoria de una sesión de entrenamiento de cara al viaje a Picos de Europa, don Paco se ofreció a diseñar una ruta un tanto sui géneris con objeto de conocer el famosos Callejón de las Abejas, en la Pedriza. Para este experimento nos presentamos Jesús, Juan Carlos y un servidor. La jornada comenzó con una subida al sprint desde el Tranco hasta el Collado de la Vistilla, en menos de 45 minutos, que a Jesús y a mi nos dejó listos para ir penando el resto de la ruta. De ahí, directamente bajamos hasta el Tolmo y al puente del refugio Giner para girar en dirección a Cuatro Caminos. Menos mal que aun bajaba suficiente agua por el arroyo de la Majadilla porque a esas alturas ya nos habíamos bebido y sudado casi todo el líquido que cargábamos. De aquí volvimos a bajar por un bonito sendero de bosque hasta el arroyo para comenzar la subida normal al collado de la Ventana, buscando el desvío hacia el callejón pero no hubo manera y mira que, como pudimos comprobar a la bajada, los hitos eran del tamaño de un poste de teléfonos. El caso es que tomamos otro desvío (por llamarlo de alguna manera) que nos llevó entre zarzas y matojos, hasta el pie de unas vías de escalada cerca del Cocodrilo. Teniendo ya claro que por ahí no era y que no había ganas de recular, Paco jugándose el tipo, decidió probar suerte por una de las canales que suponíamos deberían dar paso al collado de la U pero a mitad de subida la cosa se puso fea y no le quedo más remedio que tirar par abajo. Así que, saltando de roca en roca como las cabras y enganchándonos con todos los matorrales que salían a nuestro encuentro, conseguimos por fin llegar a al PR a la altura del Puro. De allí al collado de la U y por fin al Callejón de las Abejas, eso si, de bajada. Desde aquí poca historia. Más sudores y una larga pateada hasta Canto Cochino y el Tranco entre bañistas, domingueros y demás fauna del lugar.



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